EXPERIENCIAS JUNTO AL MAR
A Setúbal no le faltan atractivos. A un lado de la población está el Parque Natural da Arrábida, tapizado de pura vegetación mediterránea, cuya roca caliza se deshace en playas de arena blanquísima: Albarquel, Comenda, Figueirinha, Galapos, Galapinhos, Coelho, Portinho de Arrábida… Muy cerca de esta última se halla la fortaleza de Santa María de Arrábida, del siglo XVII, que hoy alberga un museo oceanográfico.
Algo más escondida, aunque tampoco mucho, se encuentra la Lapa de Santa Margarida, una amplia gruta con capilla consagrada a la santa, robustas columnas naturales y boca abierta al verde mar, que es una buena alternativa para los que buscan algo más que playa. Otra es bucear en el islote Pedra da Anixa, enfrente mismo del arenal. Y otra, apuntarse a alguna de las muchas actividades que se organizan en el entorno: kayak, stand up paddle, espeleología, trekking, bici de montaña…
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EL ESTUARIO DEL SADO
Al otro lado de Setúbal, se extiende la Reserva Natural do Estuário do Sado. Separada del océano por la península arenosa de Troia, de 25 kilómetros de longitud, es una de las bahías más bellas del mundo. Y de las más vivas, porque es el hogar (permanente o estacional) de más de 200 especies de aves. Además, aquí habita una colonia estable delfines (alrededor de 30), algo insólito en una bahía portuaria europea. Se dejan ver con tal facilidad que hasta interactúan de buena gana con los barcos de turistas.
Antes o después de salir en barco a avistar delfines, hay que acercarse al moinho de Maré da Mourisca, un molino de marea de principios del siglo XVII, pulcramente rehabilitado como centro de interpretación de la reserva natural. Además del propio molino, con sus ocho piedras movidas por el agua embalsada durante la pleamar, hay un observatorio de aves y una tienda de productos locales que pueden degustarse en una agradabilísima terraza a orillas del estuario. Tomarse un queso cremoso de Azeitão con unas copas de moscatel, viendo cómo los flamencos filtran los lodos nutricios del Sado, hace que uno se sienta en perfecta y gozosa comunión con Setúbal, con sus tierras y con sus aguas.
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UN PASEO POR LA CIUDAD
Setúbal no solo puede presumir de playas y naturaleza. También tiene un puñado de monumentos muy llamativos, como el Mercado do Livramento, donde el pescado fresco colea entre paredes forradas de típicos azulejos, o como el convento de Jesús, joya del estilo manuelino, con sus columnas entorchadas labradas en brecha, la preciosa piedra colorada de la sierra de Arrábida. El retablo que originalmente adornaba la iglesia, considerado uno de los más notables conjuntos de arte renacentista en Portugal, se exhibe en la Galería Municipal, antigua sede del Banco de Portugal.
Otra visita imprescindible es el castillo de San Felipe, una fortaleza de tiempos de Felipe II que se yergue junto a la ciudad, en una de las primeras alturas de la sierra, con una terraza ideal para tomarse una Sagres fresquita al atardecer, contemplando la bahía a vista de gaviota, mientras el sol dora la barra arenosa de Troia y los delfines surfean sobre la estela del último ferry.
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MUY PRÁCTICO
Setúbal está a 50 kilómetros al sur de Lisboa. En coche, se puede ir por la autopista A-12, cruzando el Tajo por el puente Vasco de Gama o por la A-2, atravesando el puente 25 de Abril. El trayecto en taxi sale por unos 40 €. Desde la capital también se puede ir en autobús (tsuldotejo.pt) o en tren (cp.pt), cruzando previamente en barco desde Alfama a Barreiro. Ir en coche desde España no es complicado: solo hay que seguir la A-5 hasta Badajoz y, ya en Portugal, la A-6 y la A-2.
Para avistar delfines, los veleros de À Vela (avelapasseios.com). In Arrábida (inarrabida.pt) organiza actividades de turismo activo, como kayak, trekking…
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PARA DESCANSAR EN LA RUTA
En Setúbal, en RM Guest House (rmguesthouse.pt), un alojamiento de diseño en la avenida principal de la ciudad, a dos pasos del puerto, con siete amplias habitaciones inspiradas en el mundo de la moda. Dispone de bicicletas de cortesía y de una terraza para relajarse al final de la jornada. Justo debajo se halla el recomendable restaurante Museu do Choco y, enfrente, uno de los clubs más trendy, Roof 61.
Y en el moderno cuatro estrellas Hotel do Sado (hoteldosado.com), el primer allergy-friendly en Portugal. Tiene un restaurante panorámico desde el que se contemplan la ciudad y la bahía, y un centro de tratamientos de relajación y belleza.
Y PARA DEGUSTAR LA MEJOR GASTRONOMÍA
En De Pedra e Sal (depedraesal.com), un joven restaurante con cocina a la vista en el centro histórico cuya especialidad es la carne a la piedra de sal. También choco frito y ostras cultivadas en el estuario del Sado. En el número 49 del Largo do Bocage de Setúbal está Moscatel de Setúbal Experience, una terraza para un picoteo informal en la plaza mayor de la ciudad, con el moscatel como protagonista.