Castillos desafiando al vértigo con vistas impresionantes, desfiladeros y cascadas, caseríos blancos, ciudades monumentales y los campos de olivos envolviéndolo todo. La provincia de Jaén está repleta de atractivos para ir desvelando con calma. ¿Cuántos te quedan pendientes por descubrir?
BAEZA
Poética y callada, así es la ciudad que comparte título de la Unesco con Úbeda. Caminar por sus calles es ir descubriendo a cada paso la huella de Antonio Machado, que anduvo aquí durante unos años impartiendo clases de gramática francesa en el instituto de la Santísima Trinidad, enfrente del palacio de Jabalquinto. Ahí al lado también está el aulario de la Universidad Internacional de Andalucía, muestra del poder que tuvo la iglesia en Baeza. Muy próxima queda la catedral, donde Vandelvira también dejó su huella, y a sus espaldas algunas de las calles más bellas de la ciudad, todas de piedra, como un laberinto medieval que termina en los miradores que se asoman al valle y a la sierra. En la imagen, la plaza del Pópulo.
CAZORLA
La localidad que da nombre a la sierra más famosa de Jaén es conjunto histórico, y, como su vecina La Iruela, tiene castillo en lo alto, el de la Yedra –hoy reconvertido en museo de artes y costumbres populares–, además de una plaza dedicada a Santa María, donde están las ruinas de la iglesia del mismo nombre, obra del famoso arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira.
CASCADA DE LA CIMBARRA
Despeñaperros es mucho más que el desfiladero más famoso y transitado de España. Es un parque natural que protege bosque mediterráneo, formaciones geológicas asombrosas, pinturas rupestres Patrimonio de la Humanidad y la imponente maravilla natural, a 4 kilómetros de Aldeaquemada, donde las aguas del río Guarrizas se despeñan en una gran poza rodeada de vegetación de ribera. Un camino circular de 15 minutos llega hasta un altozano desde donde se divisa el salto. Cauce abajo espera su hermana menor, conocida como La Cimbarrilla, una sucesión de pequeñas cascadas entre bosques de galería.
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LA IRUELA
Cualquier ruta que se plantee por la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas tiene que pasar por este pequeño y pintoresco pueblo en medio de un mar de olivos que es la puerta de entrada al inmenso espacio natural protegido. Gustan sus empinadas y estrechas calles, sus pequeñas casas blancas y balconadas con macetas y parras, pero su mejor imagen es la que brinda el castillo templario que lo corona desde una peña. Tomando desde aquí la carretera de Arroyo Frío se van descubriendo los grandes atractivos del parque: el centro de interpretación de la Torre del Vinagre, la Cerrada de Elías –el singular paraje por el que se despeñan en cascada las aguas del río Borosa–, el nacimiento del Guadalquivir, la cascada de Linarejos o el embalse del Tranco, en el que podemos navegar en un barco solar.
CASTILLO DE SANTA CATALINA
Sobre la peña más alta de la ciudad, el castillo domina el paisaje de Jaén. Su torre del homenaje es visible desde cualquier lugar de la capital. Un camino empedrado que nace a un lado de la puerta de entrada a la fortaleza, convertida hoy en centro de interpretación e historia, conduce en medio de la agreste espesura hasta la cruz. El camino es bello y a cada paso, entre pinos, asoma la ciudad, el valle del Guadalquivir y Sierra Morena al fondo. A su lado, y guardando la estética de la piedra vista, está uno de los mejores paradores de turismo de la red nacional. Cuando uno desciende de las alturas, espera la catedral, la pieza más suntuosa del Renacimiento español y, en los bajos del palacio de Villardompardo, los baños árabes mejor conservados de España.
PLAZA VÁZQUEZ DE MOLINA, ÚBEDA
El mejor resumen de la belleza de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad es su plaza más monumental, a la que se abre la iglesia de Santa María y tres importantes construcciones que llevan la firma del más prestigioso de los arquitectos del Renacimiento, Andrés de Vandelvira: el imponente palacio que acoge el Ayuntamiento, la capilla funeraria de El Salvador y el palacio del Deán Ortega, parador de turismo. Más allá, Úbeda es una ciudad grande y animada que tiene la cultura como seña de identidad, de la que da buena fe, el antiguo hospital de Santiago.
FORTALEZA DE LA MOTA DE ALCALÁ LA REAL
En el mismo punto donde se unen las provincias de Jaén, Granada y Córdoba se levanta, sobre una muela rocosa, la que durante largos años marcó frontera entre los reinos de Granada y de Castilla. Fue ciudadela, alcazaba, fortaleza y una de las iglesias abaciales más monumentales de Andalucía. Lo primero es subir a sus alturas para divisar el panorama que abarca, desde el caserío de Alcalá la Real, que queda a sus pies, a los relieves montañosos de Sierra Nevada. Después, hay que descubrir su interior para contemplar las tumbas antropomorfas abiertas en el suelo del templo y también la primitiva alcazaba, con su patio de armas, recuperado como escenario de actividades culturales, el camino de ronda, sus torres y el centro de interpretación de la vida en la frontera.
SEGURA DE LA SIERRA
Desde El Yelmo, la cumbre más famosa de la Sierra del Segura y una montaña mágica para los amantes de los deportes del aire, se admira a lo lejos la localidad más bella y con más historia de la comarca. La corona una alcazaba hispanomusulmana imponente, que vigila el caserío blanco desde lo alto de un roquedal y hoy acoge un centro de interpretación. A sus pies, un puñado de monumentos interesantes en sus estrechas calles, como el ayuntamiento, la iglesia de Santa María del Collado, restos de murallas, los baños árabes y la casa en la que vivió en el siglo XV el famoso poeta Jorge Manrique.
MUSEO DE LAS NAVAS DE TOLOSA
Conduciendo por la A-4, Santa Elena la puerta de Andalucía. Un sitio histórico por dos motivos: porque forma parte de aquel sueño ilustrado de Carlos III de traer vida con nuevas poblaciones al que era un vasto desierto en el siglo XVIII y, antes, en 1212, porque en estos parajes tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa, el principio del fin de la hegemonía hispanomusulmana en la península. Frente a la Mesa del Rey, abre sus puertas este museo que ilustra sobre la contienda (museobatallanavas.es).
APUNTARTE AL OLEOTURISMO
Jaén es tierra de aceite, donde las hileras de olivos se pierden en el horizonte. Para descubrir este oro líquido reconocido en el mundo entero nada como practicar el oleoturismo, con todo tipo de actividades centradas en él, como rutas por olivares, catas de aceite, museos, restaurantes donde se rinde culto al preciado néctar de la aceituna, vivir la experiencia de la recolección de la aceituna y acabar visitando una almazara para conocer su proceso de fabricación. Los encontrarás en: oleoturismojaen.com.