Lo primero que atrae a cualquier visitante al llegar a la ciudad manchega de Almagro es su enorme Plaza Mayor. La que fuera en sus orígenes escenario de torneos, mercados o festejos taurinos hoy es una de las plazas mayores más bonitas de España, rectangular, irregular y con dos larguísimos flancos de soportales con 85 columnas toscanas de piedra, entre las que exponen su género los comercios de encajes de bolillos, de artesanías y productos de la tierra o de terrazas donde sentarse a disfrutar de sus siglos de historia.
EL CORRAL DE COMEDIAS
En el flanco sur de la plaza, abre sus puertas el Corral de Comedias, un teatro de dos plantas sostenidas por 54 pilastras de madera, célebre por ser el único de su especie que aún funciona en Europa después de su recuperación en 1954. Fue inaugurado en 1629 en lo que era patio del mesón del Toro, y hoy es la sede del Festival Internacional de Teatro Clásico (festivaldealmagro.com) que se celebra cada año en el mes de julio.
Posee varios espacios bien definidos: la alojería, bar donde antaño se servía aloja (refresco de agua, miel, canela y pimienta blanca) y vino bajo mano; el patio de los Mosqueteros, reservado para la bulliciosa plebe; los corredores, equivalentes a los palcos de ahora; la cazuela, donde se sentaban por separado las mujeres; y los aposentos privados, situados en los laterales del escenario y cerrados con celosías, para ver sin ser vistos. En el teatro pueden realizarse visitas audioguiadas y teatralizadas (corraldecomedias.com).
MUSEO NACIONAL DEL TEATRO
Al otro lado de la plaza, en el que fue palacio del maestre de la Orden de Calatrava a mediados del siglo XVIII con un magnífico patio mudéjar, se halla el Museo Nacional del Teatro (museoteatro.mcu.es), donde se exhiben documentos sobre la actividad teatral en España desde el siglo XVIII hasta nuestros días: retratos de actores y escenas de teatros firmados por Madrazo, Anselmo Miguel Nieto, Zamacois, Romero...; maquetas, trajes, bocetos de escenografías y figurines, carteles, manuscritos y esculturas de Benlliure.
POR SUS CALLES Y PLAZAS
Y alrededor de la plaza las calles Bernardas y Nuestra Señora de las Nieves, que reúnen gran número de palacios y casonas señoriales, como el palacio de los Condes de Valparaíso o el de los marqueses de Torremejía.
También merece una visita el claustro del convento de la Asunción de Calatrava o el Almacén de los Fúcares, en la calle Arzobispo, con un hermoso patio. Y las iglesias de San Agustín, sede de algunas exposiciones temporales del Museo Nacional del Teatro, o las de Madre de Dios y San Bartolomé. Y si tenemos más ganas de museos el del Encaje y Blonda, en la Plaza Mayor, rinde homenaje a esta tradición artesanal de Almagro.
PARA DESCANSAR Y REPONER FUERZAS
Y como Almagro merece, al menos, un fin de semana para alojarnos una magnífica opción es La Casa del Rector (lacasadelrector.com ) un elegante hotel con spa y tres zonas de estilo diferenciado: minimalista, de diseño (con domótica) y rústico-manchego. Como buena opción es el Parador (parador.es) ubicado en un convento del siglo XVI, con frescos patios, luminosas galerías, piscina y buen restaurante. También La Casa Grande de Almagro (casagrandealmagro.com) una casa tradicional rehabilitada con materiales nobles con piscina cubierta, patio acristalado y cueva.
Y a la hora de disfrutar de la cocina manchega Almagro tiene excelentes restaurantes como La Tabernilla de Almagro (latabernilladealmagro.com) una tasca que nos convence por la cantidad, la calidad y el precio de sus pinchos y raciones: queso frito con berenjenas, torreznos, pisto, bacalao… También la Taberna Chiri, una terraza en plena Plaza Mayor ideal para un tapeo contundente a base de asadillo, migas, lomo de orza, ensaladilla… Y si lo que apetece en una buena carne Abrasador (abrasador.com) tiene como especialidad carnes a la brasa y platos manchegos.
Y PARA IR MÁS ALLÁ…
Para seguir una ruta por la comarca del Campo de Calatrava, la que fuera cuna y corazón de la poderosa Orden de Calatrava, un ejército de monjes guerreros que, luchando en primera línea contra los musulmanes acumuló territorios y grandes riquezas, habrá que viajar hacia Carrión de Calatrava y Aldea del Rey, a tan solo 20 minutos cada una de Almagro, eso sí en sentidos opuestos, a descubrir dos imponentes fortalezas.
EL CASTILLO DE CALATRAVA LA VIEJA
En Carrión de Calatrava, a orillas del Guadiana, afloran las ruinas de la que fue la ciudad islámica más importante de la región (castillodecalatrava.com) y, tras ser conquistada por Alfonso VII en el siglo XII, la plaza fronteriza más avanzada del reino de Castilla. Para defenderla, los árabes la rodearon de un kilómetro y medio de murallas, con 44 torres y un foso de 10 metros de profundidad.
El asentamiento se divide en dos zonas, separadas por una gran muralla: el alcázar y la medina. En el primero se observan las sucesivas ampliaciones islámicas, un ábside templario inconcluso y la iglesia que erigió la Orden y que hoy alberga el centro de interpretación del yacimiento arqueológico. En la zona del alcázar se ven los restos de la iglesia y de otras dependencias, pero lo que más impacta a quien explora Calatrava la Vieja es el sistema defensivo hidráulico de época omeya, que mediante corachas y norias alimentaba con las aguas del río al foso y a la propia ciudad. Al atardecer, cuando las murallas se reflejan, doradas de sol, en el espejo del Guadiana, es el mejor momento para visitar Calatrava la Vieja y llevarse la foto más bella.
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EL CASTILLO DE CALATRAVA LA NUEVA
Al sur de la comarca, en el municipio de Aldea del Rey, se erige esta fortaleza impresionante de 46.000 metros cuadrados y triple muralla (castillodecalatrava.com), que fue cuartel general de la orden en sustitución de Calatrava la Vieja, hasta finales del siglo XVIII, cuando ya era poco más que una institución honorífica. Edificada con rocas blancas y coloradas, como una prolongación del cerro cuarcítico sobre el que se aúpa, destaca en ella la iglesia de estilo cisterciense, de dimensiones catedralicias, con sus bóvedas de nido de golondrina, sus restos de decoración mudéjar y su rosetón gótico, que ocupa casi media fachada.
También tiene convento, hospedería, puebla y recinto externo, rodeado de murallas que formaron una auténtica ciudad fortificada. Hoy se pueden recorrer sus caminos, las dependencias del castillo y un aljibe. Además, el convento del siglo XIII conserva una gran puerta con rosetón, la de la Estrella, sala capitular, refectorio, cocinas y cementerio. Las zonas auxiliares de artesanos, hospedajes, cuadras y bodegas completan la visita.
Desde sus torres se contempla, mirando al norte, todo el Campo de Calatrava; al sur, Sierra Morena; y, al este, justo enfrente, las ruinas del castillo árabe de Salvatierra.
Y EN LA PROVINCIA...
Seguro que todavía no conoces estos pueblos de Ciudad Real (y lo merecen)