ARTÍES
No es difícil ver nevado este pequeño y pintoresco pueblo del valle de Arán a orillas del río Garona. Un mosaico de tejados y puntiagudos campanarios de pizarra en torno a la iglesia románica de Santa María que en invierno es una postal navideña. Entre el manto blanco, otros edificios notables, como la casa Ço de Paulet, el macizo torreón de la casa de Portolá y la iglesia de Sant Joan. Auténtico también porque aquí se habla una lengua propia, el aranés, y por su gastronomía tradicional y contundente, que las montañas pirenaicas abren el apetito.
SAN LORENZO DE EL ESCORIAL
Desde la Silla de Felipe II, en un claro del bosque de la Herrería, se admira la mejor panorámica del majestuoso monasterio edificado a los pies del monte Abantos. Y es que en este pueblo madrileño rivalizan patrimonio arquitectónico y entorno natural. El primero tiene en el grandioso monumento herreriano que Felipe II mandó levantar y concibió como monasterio, palacio y panteón real su mejor testimonio. Su entorno natural se adorna de bosques, lagunas y berrocales graníticos espectaculares también en época invernal.
BENASQUE
Visto desde la distancia, cuando la nieve, este pueblo del Pirineo oscense a los pies del Aneto regala una estampa auténticamente invernal. El pueblo que da nombre al valle está en un entorno único, por las pistas de esquí de Cerler, numerosos picos que superan los 3000 metros de altitud y el Parque Natural Posets-Maladeta. Sus calles conservan este encantador ambiente de montaña, entre las que asoman algunas construcciones de interés, como la iglesia de Santa María la Mayor, el puente medieval, el palacio renacentista de los Condes de Ribagorza y varias casas señoriales.
LAGOS DE COVADONGA
Una sinuosa carretera que salva increíbles desniveles y abruptos precipicios asciende desde el santuario de Covadonga a otro santuario (pero este natural), el de los lagos de Covadonga, la ruta más clásica al corazón montañoso de los Picos de Europa, un conjunto de lagunas entre las que sobresalen los lagos de Enol, el de mayores dimensiones, y de Ercina, rodeados de prados donde vacas, caballos y ovejas pastan libremente. Tan idílico es en verano como en invierno, cuando el verde se tiñe de blanco.
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ALBARRACÍN
A este pueblo de Teruel no le hacen falta adornos para ser uno de los más bonitos de España, pero la nieve le da un toque especial cuando se posa sobre las murallas que trepan por la montaña. También embellece aún más su casco antiguo, que tiene como centro la plaza Mayor y en torno a ella la catedral, el palacio Episcopal, el convento de San Esteban, las iglesias de Santiago y Santa María y casas tan singulares como la de la Julianeta, la del Chorro y la de la calle Azagra. Los pinares de Rodeno de su entorno teñidos de color blanco suman encanto.
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PIORNEDO
Los Ancares son un territorio fascinante de profundos valles, montañas y bosques centenarios donde confluyen las provincias de Lugo y León y que gracias a los caprichos de la orografía quedó detenido en el tiempo durante décadas. Las pallozas son su principal seña de identidad y Piornedo, el pueblo que conserva el mejor conjunto de estas antiguas viviendas tradicionales, algunas reconvertidas en museos. Cuando cae la nieve, es un paisaje tan helador como espectacular.
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LAGUNA DE GREDOS
Aunque el deporte estrella de la temporada de invierno sea el esquí, hay otras muchas maneras de disfrutar de la montaña y una de las más asequibles para todos los públicos, por su escasa dificultad técnica y su menor esfuerzo, es hacer un paseo en raquetas de nieve. Con ellas podemos vivir una auténtica aventura en la Sierra de Gredos, un impresionante paisaje modelado por la erosión glaciar que tiene como techo el pico Almanzor y nos descubre la Laguna Grande, rodeada de montañas, desde un mirador único.
LA GRANJA Y SEGOVIA
Los jardines que rodean el palacio mandado levantar por Felipe V, nieto del rey Sol, en el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, en Segovia, se diseñaron al más puro estilo versallesco, con su ornamentación escultórica realizada por artistas franceses que habían trabajado en los palacios de Luis XIV, y sus grandes fuentes. En primavera son un escenario animado con espectaculares juegos de agua; en invierno, un escenario para enmarcar. Tanto con la imagen de la capital segoviana, a poco más de 10 minutos, cubierta por la nieve.
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SIERRA NEVADA
Para esquiar en sus 131 pistas (110 kilómetros esquiables, con el mayor desnivel de España), pero también para hacer todo tipo de actividades en la nieve: excursiones con raquetas, esquí nocturno, subida en máquina pisapistas para ver atardecer en el pico Veleta, moto, trineos o toboganes… Sierra Nevada es una montaña de sensaciones cuando el paisaje se tiñe de blanco.
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VALL DE NÚRIA
Solo el acceso a este espectacular valle pirenaico promete, porque para llegar a él el único medio posible es un tren cremallera que recorre 12,5 kilómetros desde Queralbs (Girona) y supera un desnivel de más de 1000 metros. Una vez arriba se disfruta de un entorno bucólico rodeado de picos nevados de casi 3000 metros, de los que nacen multitud de fuentes y torrentes y perfecto para rutas por la alta montaña.