Con la llegada del otoño da comienzo la temporada de setas. Y aunque lo que llevamos de estación ha sido bastante seca parece que por fin han comenzado las lluvias y los expertos aún no descartan que sea una buena temporada. Setas hay para rato en nuestros bosques, además ciertas especies, como los níscalos, siguen saliendo hasta finales de año en los pinares soleados, bajo las jaras. Y si no nieva, hasta en pleno invierno. Solo hay que saber dónde buscarlas.
Del País Vasco a Huelva, pasando por la sierra riojana de Cebollera y el madrileño valle del Lozoya os contamos bosques idóneos, que conocemos bien, por donde podéis empezar. Eso sí, hay que tener unos conocimientos mínimos o ir acompañados de un experto en micología, para que la actividad sea divertida y segura a la vez.
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MADRID, BOLETUS EDULIS EN EL VALLE DE LOZOYA
Rodeado de algunas de las mayores alturas del Sistema Central (Peñalara, la Bola del Mundo, Cabezas de Hierro…), el valle del Lozoya, en el norte de la Comunidad de Madrid, es un fabuloso depósito de humedad, de pinares y, en primavera y otoño, uno de los mejores sitios donde coger setas. Famoso por esto último es el puerto de la Morcuera (en la imagen), a medio camino entre Miraflores de la Sierra y Rascafría. El coche se ha de dejar en el aparcamiento del kilómetro 18 de la M-611, junto a la fuente de Cossío.
Hay que estar en forma: se empieza buscando ladera abajo, por los pinares de la cabecera del arroyo del Aguilón, y se acaba cuesta arriba, con una pesada cesta de Boletus edulis. Algo más cómodo es el puerto de Navafría, a 11 kilómetros del pueblo de Lozoya: solo hay que andar media hora desde el aparcamiento, por una pista forestal tan llana que es conocida como Camino Horizontal, para ponerse a buscar en los nacederos de la ladera meridional del Reajo Capón. Buscadores hay incluso que se ahorran este primer par de kilómetros, acercándose en bicis plegables hasta sus rincones favoritos. Los puertos de Canencia y Cotos también son buenos lugares para buscar setas. En la Comunidad de Madrid, de momento, no hay que solicitar permiso para coger setas, como ocurre en otras.
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PAÍS VASCO, COGER SETAS POR EL MONTE GORBEIA
En las faldas del monte más alto del País Vasco, el Gorbeia, a caballo entre Álava y Vizcaya, crecen hayas majestuosas y unas cantidades exageradas de hongos, tantos que no es necesario acotar, regular ni pagar nada por buscarlos. Crecen Boletus edulis y, sobre todo, Boletus pinophilus. Y también lenguas de vaca o gamuzas. En Sarría, a 20 kilómetros al noroeste de Vitoria, se encuentra la Casa del Parque (Parketxe), junto a un área recreativa sombreada por hayas mastodónticas. Allí nos pondremos a caminar por una pista forestal asfaltada que sube pegada al precioso río Baias y nos saldremos enseguida de ella monte arriba, donde más nos apetezca para buscar.
Muy cerca, en Gouiri, hay un alojamiento óptimo para los 'seteros': la casa rural Ugarzabal (tucasaruralenalava.com). El propietario, David Landatxe, acompaña con gusto a los huéspedes en sus excursiones, micológicas o no. Y el tío de David, Txutxin, es un experto buscando, sobre todo los primaverales perretxikos. Para acompañar en la mesa las setas, en Gouiri se puede comprar el queso de Idiazábal que elaboran los hermanos Basterra con la leche de sus ovejas latxas. Y, en el vecino núcleo de Oiardo, la cerveza artesanal Baias (baiasgaragardotegia.com).
SEGOVIA, NÍSCALOS Y MÁS EN LOS MONTES DE VALSAÍN
Además de uno de los bosques más bellos de España, el pinar de Valsaín es uno de los que más setas producen. En otoño, el codiciadísimo Boletus edulis brota por doquier, sobre todo cerca de los cursos de agua. También el níscalo. Dejaremos el coche en el aparcamiento que hay junto al puente de la Cantina, en el kilómetro 17 de la carretera CL-601, que sube de La Granja al puerto de Navacerrada.
Unos 250 metros más arriba, sale a la derecha de la carretera una pista forestal asfaltada que atraviesa la zona más húmeda y sombría del pinar, bien regada por los arroyos Minguete y del Telégrafo, primeras fuentes del río Eresma. Cualquier vaguada o arrastradero de pinos que veamos a mano izquierda, monte arriba, son buenos para ponerse a buscar. Aquí la recolección está limitada a 5 kilos por persona y día. Y el permiso para uso recreativo (no comercial) es de 5 €, un día; 8 €, dos jornadas y se obtiene en micologiacyl.es/expedicion-de-permisos-micologicos.
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HUELVA, DIVERSIDAD MICOLÓGICA EN LA SIERRA DE ARACENA
No solo de bellotas y jamón ibérico se vive en la sierra de Aracena. También de los frutos que llueven en otoño en sus castañares y de las setas que proliferan en sus variados bosques (encinares, alcornocales, quejigares, rebollares, pinares…), haciendo de esta comarca uno de los enclaves con más diversidad micológica de España. Setas tan apreciadas como las que llaman tanas (Amanita cesarea) y tentullos (Boletus aereus), que en otros lugares ni se huelen, aquí se recolectan a sacos.
Lynxaia (lynxaia.com) organiza rutas de cuatro horas guiadas por un micólogo. Los adultos pagan 12 €; los niños, 8 €. Si nos alojamos en Finca La Fronda (fincalafronda.com), un encantador hotelito rural que hay medio camino entre Alájar y Linares de la Sierra, no tenemos ni que salir al campo para buscar setas, porque su jardín son diez hectáreas de alcornoques y castaños llenos de ellas.
Un magnífico sitio para comer setas en Huelva es el restaurante Arrieros (restaurantearrieros.es), un antiguo corral de Linares de la Sierra transformado por Luismi López y Adela Ortiz en un restaurante acogedor, el más apetecible de la comarca. Además de los platos con setas, hay que probar el jamón de Jabugo, el carpaccio de presa y la poleá de harina de bellota. De ibérico y bellotas, también se vive.
LA RIOJA, A POR SETAS EN SIERRA CEBOLLERA
Los hayedos y pinares de la Sierra de Cebollera, en el montuoso sur de La Rioja, reúnen condiciones micológicas excelentes. No hay que ser un profesional para llenar la cesta de boletos, níscalos, pies azules, negrillas y pardillas en los bosques de Villoslada de Cameros, donde nace el río Iregua.
Especialmente rico y bonito es el entorno de la ermita de Lomos de Orio, a 8,5 kilómetros de Villoslada, donde, después de coger setas, podemos dar un paseo de dos horas por la senda circular señalizada que lleva a las espectaculares cascadas de Puente Ra (en la imagen). La recolección en la sierra de Cebollera está regulada, permitiéndose un número máximo de buscadores por día y zona. Los permisos, de 5 € por persona, se obtienen online en micocebollera.com.
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