Tarascon-sur-Ariège es el punto de inicio del recorrido y se encuentra a 65 kilómetros de la frontera española. El acceso más directo es por Puigcerdá (Girona), siguiendo la carretera hacia Foix. Desde Barcelona hay 225 kilómetros (unas 3,5 horas de viaje). Otra opción es volar a Toulouse (a 114 kilómetros de Tarascon-sur-Ariège) y alquilar allí un coche.
CUEVAS ILUSTRES
El departamento de Ariège, fronterizo con Andorra, está lleno de cuevas ilustres: Niaux, Mas d’Azil, Bédeilhac, la Vache... Como es difícil ver todas, el mejor resumen son las espectaculares reproducciones que se exhiben en el Parc de la Préhistoire, en Tarascon-sur-Ariège (sites-touristiques-ariege.fr/sites-touristiques-ariege/parc-de-la-prehistoire). Aquí se contempla la famosa Sala Negra de Niaux tal como estaba pintada hace 12.000 años. Además, los guías del parque enseñan a pintar con pigmentos naturales, a tallar el sílex, a lanzar azagayas, a hacer fuego en plan primitivo…
PUERTOS DE LES Y AGNES
Dejando atrás la Prehistoria, desde Vicdessos subimos por la carretera D-18 hacia los puertos de Lers y Agnes. No son muy altos, pero tienen un paisaje grandioso: laderas escarpadas, lagunas llenas de truchas, cascadas y, por doquier, negros caballos de raza Merens y grises vacas gasconas. La ruta continúa por el puerto de Latrape, el valle de Ustou y el col de la Core hasta la laguna de Bethmale, que es la antesala de un valle bucólico a más no poder, salpicado de bordas con afilados tejados de pizarra y de paisanos calzados con sabots (zuecos) no menos puntiagudos. Aún los hace a mano y los vende el sabotier Pascal Jusot, en Aret.
SAINT-LIZIER
Al poco de pasar por Castillon-en-Couserans, hay que desviarse a la izquierda, hacia Audressein, y seguir rectos para conocer Saint-Lizier, una antigua villa obispal de calles cuidadosamente empedradas y casas centenarias (como la farmacia del siglo XVIII, que se conserva intacta) con balcones floridos abiertos a las montañas. Tiene dos catedrales: una con frescos románicos en el ábside y claustro del mismo estilo y otra desacralizada junto al palacio obispal, llena de candorosas pinturas murales del siglo XV que son como figuras del tarot.
PORTET D’ASPET
Toca desandar el camino hasta Audressein para subir por el valle de la Bellongue al Portet d’Aspet, donde un monumento recuerda al ciclista italiano Fabio Casartelli, campeón en Barcelona 92. Al pie del puerto de Menté, en Saint Beat, se cruza el caudaloso Garona para continuar hacia la elegante estación balnearia de Bagnères-de-Luchon.
LA SUBIDA AL TOURMALET
Otros dos puertos míticos (el de Peyresourde y el de Aspin) salen al paso camino de Sainte-Marie-de-Campan, donde arranca la que se podría llamar la etapa reina de la ruta: la subida al Tourmalet, el coloso de 2115 metros, con pendientes superiores al 10 por ciento, que hace que el resto de puertos parezcan pequeños. Los que quieran coronar el Tourmalet y no lleven bici propia, Aneto Sports (aneto-sports.com) las alquila de carretera y de montaña en Beaudéan, al pie del puerto.
Poca gente sabe que el primer corredor del Tour que lo coronó, Octave Lapize, hizo varios tramos a pie. Fue la de 1910, que él mismo ganó. Un enorme ciclista de metal lo homenajea en la cima. Tanto si se sube hasta aquí a pie como en bici hay que fotografiarse a su lado con ademán victorioso.
EN TELEFÉRICO AL PIC DU MIDI
Desde la estación de La Mongie, a 3 kilómetros del puerto de Tourmalet, parte el teleférico que lleva hasta el Pic du Midi (picdumidi.com), observatorio astronómico, restaurante, hotel y mirador que corta el aliento. Aunque al Pic du Midi también se puede ascender a pie por un camino que sale del mismo puerto (14 kilómetros y 5 horas de duración, incluida la vuelta). En las noches claras, desde este pico de 2877 metros, se distingue el resplandor de las luces de Biarritz, a 160 kilómetros al oeste, y de Barcelona, a 250 al sureste.
PARA DESCANSAR
La villa medieval de Saint-Lizier es un excelente lugar para descansar a mitad de ruta. Allí está Chambres d'hôtes St Jacques (chambres-hotes.fr). En Saint Girons, se halla Château de Beauregard (logishotels.com), una auténtica posada del siglo XIX con un buen restaurante. Para acabar bien el viaje, no lejos del Tourmalet, en el bucólico valle de Lesponne (Bagnères-de-Bigorre), se encuentra el Domaine de Ramonjuan (ramonjuan.com), que ofrece alojamiento en habitación o apartamento. Otra buena opción es Les Cimes (hotel-lescimes.com), un hotel y restaurante familiar en la bonita villa balnearia de Argelès-Gazost.
PARA REPONER FUERZAS
Auberge de la Core (Arrien-de-Bethmale, +33 5 61 04 80 53) es un bistrot de pays con cocina típica (divino, el foie gras) y una pequeña exposición de trajes tradicionales y sabots del valle de Bethmale. Le Carré de l’Ange (lecarredelange.com), en Saint-Lizier, tiene una terraza excepcional, con vistas al medievo. En Bagnères-de-Luchon hay dos restaurantes notables: L’Heptameron des Gourmets (heptamerondesgourmets.com) y Le Baluchon (+33 5 61 88 91 28). Casi al final de la ruta, en la estación de La Mongie, está Le Schuss (restaurant-schuss-tourmalet.fr), un local con decoración montañera y carta en castellano. Muy ricas, las raclettes y la tartiflette.
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