Esta Línea del Duero (cp.pt/passageiros/pt) fue diseñada y ejecutada durante las últimas décadas del siglo XIX como alternativa a los barcos rabelos que llevaban los toneles de vino, otras mercancías y pasajeros entre la comarca del Douro Vinhatero y Oporto. También con la intención de unir por ferrocarril esa zona de Portugal con la española provincia de Zamora, objetivo que nunca llegó a completarse. Hoy, de lo que se disfruta desde sus vagones es de los bonitos paisajes del vino portugués.
Tras algo más de una hora de trayecto desde Oporto, al llegar a la estación de Pala se divisa el primero de los meandros del río que nos van a acompañar durante buena parte del trazado. Este se abre paso por el riquísimo valle agrícola que ha generado el río durante millones de años. A veces desde la altura, suspendidos sobre vertiginosos puentes de hierro y roca; otras, en tramos tan cercanos al río que casi parece navegar sobre sus aguas.
El tren para en pequeñas estaciones pintadas de blanco y con zócalos de azulejos como detenidas en el tiempo (por ejemplo, la de Arêgos), antes de adentrarse en estrechos cañones pétreos transformados a lo largo de los siglos por bancales y terrazas en los que crecen las viñas. Con las uvas producidas aquí se elaboran vinos de varias denominaciones de origen; las más conocidas: Douro, Dão y Oporto.
Es este último paisaje es el que podemos admirar entre Peso da Régua y Pinhão, el tramo más impactante de la línea. Antes merece la pena que no bajemos en Régua (no hay problema, luego podemos continuar ruta con el siguiente tren) para visitar alguna de las bodegas tradicionales de la localidad, como Vasques de Carvalho o el Museu do Douro (museudodouro.pt), espacio fundamental para conocer y comprender la importancia del río en la economía agrícola y enológica de la región. Y un lugar ideal para catar alguna de las etiquetas producidas en la zona.
Otra buena opción para disfrutar del vino y otros productos locales es el centro gastronómico que ocupa parte de las antiguas instalaciones de la estación ferroviaria. Aquí hay locales tan gratificantes como la tienda gourmet, vinoteca, bar y restaurante Aneto Wine & Table (anetowines.pt/table). Pero, para comer, la mejor opción es pedir un taxi y en apenas 15 minutos llegar hasta la gran referencia gastronómica de la comarca: el restaurante DOC (docrestaurante.pt), en Folgosa. Aquí el prestigioso chef Rui Paula deslumbra con su «cocina del alma», a base de ingredientes locales y una creativa transformación de recetas seculares. Aquí, además, se puede disfrutar tanto del espectáculo del Duero como del paso del tren.
De vuelta al tren pasaremos junto a la esclusa de Bagaúste, que utilizan los barcos para salvar el desnivel del río. Antes lo hacían los rabelos; hoy los cruceros turísticos. En alguno de ellos, los que llegan hasta Vila Nova de Gaia y Oporto, incluso se duerme.
La última localidad de esta ruta en tren es Pinhão, célebre por bodegas como Quinta do Bomfim (symington.com/winery/bomfim-winery), donde la familia Symington lleva produciendo sus vinos de Oporto desde hace más de 130 años.
Muestra de la importancia de esta bebida para la comarca son los bonitos azulejos que decoran la estación de tren, donde se representan escenas del cultivo, de la vendimia y de las bodegas. Desde luego, una buena despedida para esta excursión ferroviaria de un día de día por uno de los valles más espectaculares de Portugal: el Douro Vinhateiro.
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