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playas para 2020© shutterstock

Una playa para cada mes del año


3 de enero de 2020 - 15:29 CET
puntallana enero© Saúl Santos

En enero a La Palma, en febrero a la Costa Azahar, en marzo, a Cabo de Gata y así, uno tras otro, se pueden ir programando todos los meses de 2020 escapadas al mar. Esta es nuestra selección:

ENERO: PUNTALLANA (LA PALMA)

Para estrenar el año, qué mejor que una isla canaria, que siempre hace buen tiempo, y las playas del municipio de Puntallana de La Palma: La Galga, Martín Luis, Puerto Trigo y, sobre todo, Los Nogales. A esta última, salvaje la playa y su entorno, solo se puede llegar a pie, después de un trayecto de 15 minutos desde el aparcamiento bordeando el alto acantilado. No hay mejor lugar para un baño en contacto pleno con la naturaleza que este recóndito rincón, donde también llegan los aficionados al surf a cabalgar sobre las olas.

morro gos© shutterstock

FEBRERO: PLAYA DE MORRO DE GOS, OROPESA DEL MAR (CASTELLÓN)

El Mediterráneo y la Costa Azahar se prestan para una escapada en febrero. Larga, con más de dos kilómetros de longitud, de arena blanca, oleaje moderado y flanqueada por un tranquilo paseo marítimo con todos los servicios, esta playa al norte del cabo de Oropesa cuenta con el distintivo de bandera azul.

genoveses marzo

MARZO: PLAYA DE LOS GENOVESES, ALMERÍA

El Parque Natural del Cabo de Gata tiene lugares inolvidables y especiales, uno de ellos es esta bahía virgen de fina y dorada arena con más de un kilómetro de longitud y una belleza y una riqueza natural envidiables que se disfrutar prácticamente en cualquier mes del año. Si la entrada al agua es suave y progresiva, la zona sur la custodia el Morrón de Genoveses, un cerro que ofrece, desde su cima, unas privilegiadas vistas de la playa, el Campillo del Genovés y el parque natural.

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ABRIL: PLAYA DE EL PORTÚS, CARTAGENA

Es pequeña, solo 350 metros de longitud, de arena media y cantos rodados, pero son sus aguas cristalinas y, sobre todo, su entorno, los que la hacen grande. A 11 kilómetros de Cartagena, Murcia, junto a Cala Morena, se ubica dentro del Parque Natural de la Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán, un espacio protegido de gran valor ecológico para disfrutar al llegar la primavera.

matalascanas© iStock

MAYO: PLAYA DE MATALASCAÑAS (HUELVA)

Para un paseo sin fin, esta playa rodeada del Parque Nacional y Natural de Doñana es perfecta. Son más de 5 kilómetros los que van desde la torre de la Higuera hasta el Coto, un espacio protegido de Huelva donde además se puede disfrutar de diferentes visitas, como el Parque Dunar y el museo del mundo Marino, o actividades, como rutas a caballo o en todoterreno. Las más de 3000 horas de sol al año, la exuberante naturaleza que la rodea y uno de los atardeceres más hermosos de Andalucía hacen de Matalascañas una playa ideal para disfrutar en cualquier época, también en mayo.

pregonda menorca© shutterstock

JUNIO: CALA PREGONDA (MENORCA)

En busca de lugares más solitarios se llega hasta esta auténtica joya en la isla de Menorca a la que se accede después de una excursión andando de casi media hora desde el aparcamiento de Binimel·la por terreno rocoso o bien desde el mar en una excursión en barco. El esfuerzo lo merece, porque es una playa prácticamente vírgen (carece de servicios), aunque en temporada de verano se llena de bañistas por los barcos que fondean allí. Exceptuando julio y agosto es una cala tranquila, de arena rojiza y aguas cristalinas de color turquesa, enclavada en un entorno natural protegido.

lanzada julio© shutterstock

JULIO: LA LANZADA (PONTEVEDRA)

No hay que temer que en el mes de julio se llene, porque esta playa desde la que se accede a la península de O Grove es un arenal que tiene nada menos que 2,5 kilómetros. Los amantes de las olas sienten predilección por ella, pero también los aficionados al birdwatching, pues la rodean las dunas del complejo Intermareal de Umia-O Grove, uno de los mejores sitios para ver pájaros en Galicia. Donde acaba la playa se localiza la ermita románica de Nossa Señora de A Lanzada.

playa de caion© iStock

AGOSTO: CAIÓN (A CORUÑA)

En el concello coruñés de Laracha, la villa marinera de Caión presume de una playa espectacular rodeada de naturaleza que no es tanto para bañarse como para disfrutar de otro modo. Sí, Caracoleiro, como también es conocida, tiene arena blanca y fina, pero también un fuerte oleaje, aunque eso gusta a los amantes del surf. En bajamar queda unida a la playa de Carce Vella. El espacio natural de Baldaio se encuentra en sus inmediaciones.

playa de castell septiembre© Turismo de Costa Brava

SEPTIEMBRE: PLAYA DE CASTELL, PALAMOS (GIRONA)

Un reducto virgen de singular belleza y perfecta para descubrir, con poca afluencia, en septiembre. Próxima a Palamós, un municipio de Girona famoso por sus gambas, Es Castell, propone una vuelta a los orígenes naturales, junto a tranquilidad del mar y la arena dorada.

playa de andrin© shutterstock

OCTUBRE: ANDRÍN (ASTURIAS)

Asturias, también en octubre, que los días son largos. La playa que forma conjunto con la de Ballota y el islote de Castro es un bello paraje protegido de arena blanca y rocas respaldada por altos acantilados. Situada a un lado del mirador de la Boriza y parte del amplio rosario de playas de Llanes, tiene poco más de 200 metros de extensión, además de fuerte oleaje y peligrosas corrientes. Su acceso se realiza desde el núcleo rural del mismo nombre y cuenta con todos los servicios. Para aquellos que les guste caminar, no muy lejos de esta playa están los bufones de Arenillas; y, para los amantes de la prehistoria, el Ídolo de Peña Tú.

matalenas noviembre

NOVIEMBRE: PLAYA DE MATALEÑAS, SANTANDER

La playa del Sardinero, la más conocida de la capital cántabra, tiene una hermana salvaje, la de Mataleñas. Una cala al abrigo de altos acantilados que se localiza entre Cabo Mayor y Cabo Menor y regala sus mejores panorámicas desde el mar o desde el agradable paseo que recorre por lo alto sus acantilados.

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DICIEMBRE: PLAYA JARDÍN, PUERTO DE LA CRUZ (TENERIFE)

Al genial artista canario César Manrique se debe el diseño, allá por los años noventa del pasado siglo, de esta playa del norte de la isla de Tenerife desde la que se disfruta de unas vistas magníficas del Teide. Su nombre se lo debe a los jardines de flora autóctona por los que se accede a ella, con sus senderos entre muros de piedra y cascadas de agua. De arena negra y con un rompeolas que la protege del oleaje, la rodea un paseo marítimo con todo tipo de servicios.