ENERO Deià (Mallorca)
Mallorca es un destino perfecto para estrenar el año. En la sierra de Tramuntana, y con vistas al Mediterráneo, está el pequeño pueblo de Deià, que no puede tener más encanto. Admirado por escritores y artistas, entre sus principales atractivos está Cala Deià y Sa Foradada, una preciosa península rematada con una emblemática roca agujereada, que ofrece su mejor panorámica desde el mirador de Son Marroig.
FEBRERO Besalú (Girona)
La imagen de su puente de piedra sobre el río Fluvià es la mejor tarjeta de presentación de este bonito pueblo medieval de la comarca de La Garrotxa. Su judería, la plaza de la iglesia del monasterio de Sant Pere, los templos de Santa María, San Vicente y San Julián, el ayuntamiento, la casa Cornellà o los soportales de la calle Tallaferro son algunos de sus imprescindibles.
MARZO Cudillero (Asturias)
Llega la primavera y ya apetece ir en busca del mar. A orillas del Cantábrico está Cudillero, un precioso pueblo marinero de callejuelas estrechas y casas de colores ancladas en la ladera de la montaña que van a parar al puerto viejo, donde empieza y acaba cualquier paseo. En la plaza de la Marina, repleta de restaurantes y tascas, se degustan los mejores pescados y mariscos que llegan cada día al puerto.
ABRIL Aínsa (Huesca)
Nos vamos al Pirineo, que ya los días son más largos y más cálidos, para descubrir Aínsa, un pueblo-museo concentrado en un pequeño espacio y resumido en un breve paseo. En una punta, su castillo fortaleza, en la otra, una de las cinco puertas que se conservan de la muralla. Y entre ambas, un conjunto medieval de callejuelas y casonas de piedra, algunas con escudos y ventanas geminadas, una encantadora plaza Mayor y, asomada a esta, la iglesia de Santa María, que fue colegiata y desde cuya torre se admiran las mejores vistas de este encantador pueblo medieval.
MAYO Priego de Córdoba (Córdoba)
El aroma de las flores de sus fachadas perfuman en esta época las calles y plazas de esta localidad barroca adornada de iglesias y palacios del siglo XVIII. Su encantador barrio de la Villa lo forma un angosto entramado de callecitas empedradas y plazoletas donde reside la quintaesencia de la ciudad musulmana y medieval. No hay que marcharse de ella sin descubrir los aceites denominación de origen Priego de Córdoba, visitar una almazara para conocer su proceso de fabricación y sus olivares centenarios.
JUNIO Potes (Cantabria)
Elegimos un pueblo de montaña para el mes de junio y Potes, rodeado de un espectacular paisaje, tiene motivos razonables para plantear una escapada. Es la capital de la comarca de Liébana, en sus alrededores se encuentra el monasterio de Santo Toribio de Liébana, es puerta de entrada a los Picos de Europa, a través del teleférico de Fuente Dé, y, además, es una localidad con una rica historia que se va descubriendo en sus callejuelas con caserones blasonados, sus puentes y sus torres medievales. Si uno además pueba el cocido lebaniego, no hay más que decir.
JULIO Getaria (Guipúzcoa)
En una península con forma de ratón se apiña esta preciosa villa que atrae a los amantes de los pueblos marineros, pues tiene un puerto activo y pintoresco; a los de la moda, gracias al museo dedicado al modisto Balenciaga, el Guggenheim de la moda, que aquí nació (como también Juan Sebastián Elcano) y hoy se le rinde homenaje en un espectacular museo anexo al Palacio Aldamar, y a los del arte, con sus casas medievales de la calle de San Roque y el rincón que componen la iglesia de San Salvador, la vieja torre de los Zarautz y Olaso y el pasadizo de Cataprona. Para disfrutar además están las playas de Malkorbe y Gaztetape y el paseo costero al pie de los acantilados.
AGOSTO Garachico (Tenerife)
Volamos en agosto a la costa norte de Tenerife para descubrir Garachico, un tesoro de la isla. A pesar de que fue sepultada bajo la erupción de un volcán a principios del siglo XVIII, lo que formó unas piscinas naturales en roca volcánica famosas en toda la isla, su blanco caserío reúne un bello y envidiable conjunto monumental, cuyas calles mantienen el trazado urbano fundacional y trasladan la época de esplendor portuario de la localidad.
SEPTIEMBRE: Frigiliana (Málaga)
Este mes ya más tranquilo y con menos afluencia de veraneantes en la Costa del Sol, es buen momento para descubrir este pueblo blanco de la comarca de La Axarquía rodeado de almendros, olivos, viñas y casas de labor. De paredes encaladas, calles estrechas y sinuosas de herencia morisca, su casco antiguo, declarado conjunto histórico es una joya, que fue galardonado con el premio nacional de Embellecimiento. Para un paseo relajado, su Jardín Botánico, y para probar, el choto frito, las migas o las recetas con la miel de caña.
OCTUBRE Grazalema (Cádiz)
Es tiempo de berrea y cuando llega este tiempo, en los prados del Parque Natural Sierra de Grazalema llega uno de los grandes espectáculos de la naturaleza, el ritual de reproducción de los ciervos. Con esa excusa, descubrimos el pueblo blanco que da nombre a la sierra, que tiene una encantadora plaza mayor, calles empedradas, casonas solariegas, tres iglesias, y un mirador, el de los Peñascos, para quedarse un buen rato viendo la bella panorámica. Hay que verlo todo, pero además pasar por sus talleres artesanales donde se teje la lana merina con la que asegura se elaboran algunas de las mejores mantas del mundo.
NOVIEMBRE Laguardia (Álava)
Un mar de viñedos rodean este bonito pueblo de la Rioja Alavesa custodiado por la sierra de Cantabria que recuerda mucho a la Toscana por su situación, en lo alto de un cerro, su muralla y sus calles empedradas, que le dan ese aire medieval. En otoño, especialmente, atraen sus bodegas, que por algo ejerce de capital de esta comarca vinícola, una deliciosa propuesta para el otoño.
DICIEMBRE Guadalupe (Cáceres)
En Navidad, Guadalupe, que forma parte de la asociación de Los pueblos más bonitos de España, es todo un espectáculo lumínico, tanto que ha resultado ganadora en el concurso organizado por la marca de bombones Ferrero Rocher y la cadena Mediaset para la retransmisión de las campanadas de fin de año. En diciembre volveremos a poner la atención en ella para descubrir, además de sus luces, esta localidad que gira en torno a su monasterio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.