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LAS MONTAÑAS DE LOS DOLOMITAS

«La más bella obra arquitectónica del mundo», así le parecía al célebre arquitecto Le Corbusier esta cordillera de los Alpes orientales italianos. Un agreste universo de pináculos afilados, glaciares, profundos valles y paredes de roca vertical cuyas cimas llegan a superar los 3000 metros de altura. Una veintena de ellas forman parte del espacio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Recorridos senderistas y en bici para todos los públicos, teleféricos con vistas espectaculares, pueblos donde todavía se habla la antiquísima lengua ladina y la tirolina de San Vigilio di Marebbe, la más grande de Europa en su desnivel son algunos de sus alicientes.

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GRAN PARADISO

Entre el valle de Aosta y el Piamonte, el macizo montañoso que da nombre al Parque Nacional de Gran Paradiso queda próximo al Mont Blanc, en la cercana frontera con Francia. Si llegar a su cumbre, a más de 4000 metros de altura, aunque de acceso fácil, es un reto para los más montañeros, lo que se busca en este territorio de alta montaña son sus senderos y bosques, que van descubriendo flores que crecen en los prados áridos y una rica fauna, con infinidad de especies alpinas, como el íbice, símbolo de este espacio. Cogne, Valsavarenche y Rhênes-Notre-Dame son las poblaciones donde se encuentran sus tres centros de interpretación.

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LAGO DE RESIA

La imagen más conocida, aunque muchos fuera de Italia no hayan oído hablar de este lago de la provincia de Bolzano, en la región de Trentino-Alto Adigio, es la de su campanario sumergido en las aguas, el único resto visible del pueblo de Graun, hundido cuando el lago de Resia y el lago de Curon se unieron para crear uno único artificial de gran tamaño. En invierno, el paisaje cambia, porque el lago se hiela y se puede caminar hasta él por el manto blanco.

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LAGO DE GARDA

El lago más grande de Italia está en el norte, enmarcado por los Alpes y a medio camino entre Milán y Venecia, aunque más próximo a ciudades como Verona, Trento y Mantua. En algunos puntos, este alargado lago parece un mar tranquilo, en otros, un paisaje vertical desafiante. Lo cierto es que gustó siempre mucho a la aristocracia, primero por su microclima, pero también por sus aguas cristalinas y su exuberante vegetación, y, especialmente, por los pintorescos pueblitos medievales que se asoman a él, en los que levantaron bonitas villas.

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PAISAJE DE LA TOSCANA

Uno de los paisajes más bucólicos de Italia son los campos de la Toscana, que dibujan una campiña de ondulante paisaje con colinas de viñedos cultivadas desde hace siglos, de donde salen algunos de los mejores vinos del mundo. Aquí los atardeceres impresionan y dejan estampas muy difíciles de olvidar, en una región que engloba ciudades como Pisa, Siena, Lucca y Florencia, pero también pueblos medievales de bella factura como San Gimignano, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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PARQUE NACIONAL DE LOS ABRUZOS, LACIO Y MOLISE

Es, junto al del Gran Paradiso, el más antiguo de los parques nacionales italianos, instituido para salvaguardar la extinción de algunas especies salvajes, se localiza en el corazón de los Apeninos centrales. La mayor parte de su territorio está cubierto por bosques de hayas, que sirven de refugio a una importante fauna de montaña, entre la que se cuenta el oso pardo y el rebeco. El lago de Barrea, la Villetta Barrea, el evocador pueblo de Alfedena o el Museo del Oso de Villavallelonga son algunos de los lugares que no hay que perderse.

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PARQUE NACIONAL DEL GARGANO

La «espuela» de la «bota» de la península italiana la ocupa el macizo montañoso de Gargano, ubicado en la región de Apulia, que tiene su cumbre en el Monte Pelado. Vegetación exuberante, mar cristalino, sugerentes localidades y centro religiosos definen esta joya de la naturaleza declarada Patrimonio de la Humanidad al que pertenece también la reserva natural Foresta Umbra, la reserva marina de las islas Tremiti y los lagos costeros de Lesina y de Varano.

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LA SCALA DEI TURCHI

Próxima a Agrigento y en las inmediaciones de Realmonte se descubre la sugerente playa de Scala dei Turchi (la escalera de los turcos), conocida porque era uno de los puntos de desembarco de los piratas sarracenos y que regala una de las postales más conocidas de Sicilia. Todo por la roca caliza que la enmarca, de un blanco puro, y donde el tiempo ha ido erosionando su silueta para dar forma a su singular forma, a modo de escalones.

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PLAYAS DE LA MADDALENA

Siete islas principales, «las siete hermanas», las llaman, forman este archipiélago al noroeste de Cerdeña, protegido como parque nacional, que es una sucesión virginal de roquedos —a veces desnudos y otros tapizados de monte mediterráneo— junto a unas aguas que poco tienen que envidar a las del trópico. Porto Cervo es la capital de este tramo de costa que cuenta con algunas de las mejores de Cerdeña y calas secretas que solo son accesibles en barco. La de la islita de Budelli de Cala di Volpe, la de Santa Maria, Razzoli o La Maddalena son lugares que no hay que perderse.

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VOLCÁN VESUBIO

Corría el año 79 d.C. cuando la tierra comenzó a temblar en la región italiana de la Campania. El volcán Vesubio despertó de un pequeño letargo y comenzó a expulsar grandes cantidades de ceniza, gases y lava hasta ocultar completamente la ciudad de Pompeya, convirtiéndose en uno de los tristemente más célebres volcanes. Hoy sigue vivo, aunque nada hace que se le pueda temer. A su cresta se puede acceder después de una caminata que recompensa con increíbles vistas del golfo de Nápoles.

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