Las siete Maravillas Rurales de España de 2019

Eran 20 candidatas, pero solo siete las elegidas y los usuarios del portal de reservas vacacionales HomeAway, un año más han votado por sus preferidas. Mira las que han resultado ganadoras.

CEHEGÍN (MURCIA)

El primer puesto del ranking ha recaído en el que es uno de los cascos urbanos más encantadores de la Región de Murcia. Para admirar su compacto entramado urbano ningún lugar mejor que la balconada de casas con soportales de la plaza de la Constitución, que era la antigua plaza Mayor de la urbe medieval. Desde ellas se contempla un verdadero mar de tejas morunas y tabiques de cal y mampostería. Entre sus edificios con más solera destaca el templo de la Magdalena y el palacio de los Fajardo.

PUEBLA DE SANABRIA (ZAMORA)

Es parada obligada para quien vaya camino del cercano Parque Natural del Lago de Sanabria, pero se sobran méritos propios para detenerse en ella en un viaje por la comarca zamorana de Sanabria. El Macho, el torreón fortificado que despunta sobre el casco urbano, es su seña de identidad. En torno a él, murallas que aún se mantienen en pie y empinadas calles con casas blasonadas que llevan a la plaza Mayor, donde se levanta la iglesia de Nuestra Señora del Azogue.

ZAFRA (BADAJOZ)

La llaman «Sevilla la chica» y se le puede suponer un cierto aire, pero Zafra tiene su propio estilo, del más puro sabor extremeño. En sus dos plazas, muy cerca del alcázar de los duques de Feria reconvertido en Parador, transcurre la vida cotidiana, con viejos soportales, casas enjalbegadas y animadas terrazas. Pero el paseo por esta monumental y próspera ciudad, gracias a su condición de cruce de caminos –especialmente al borde de la Vía de la Plata– y a sus reputadas ferias ganaderas, debe pasar, además, por la casa del Aljimez, el ayuntamiento, el convento de Santa Clara y la torre de la Candelaria.

CANTAVIEJA (TERUEL)

Sobre un peñón calizo como está, en Cantavieja lo que primero apetece es asomarse a sus miradores, desde los que se otean los paisajes del Maestrazgo turolense. Cuando comienza a caminar por su trazado medieval, ordenado en torno a su plaza porticada, donde se levanta la iglesia de la Asunción, lo que va saliendo al paso es un maravilloso patrimonio monumental y arquitectónico, fruto de una tremenda historia que no se corresponde con su tamaño y que le hizo ser testigo de batallas entre templarios, san juanistas y carlistas.

ESTELLA (NAVARRA)

El puente de la Cárcel o puente Picudo, que salva las aguas del río Ega, es el que atraviesan los peregrino que pasar por esta localidad, una de las más importantes del Camino de Santiago en Navarra, en dirección a Compostela. Pero Estella es una maravilla rural por su casco antiguo tan bien conservado, articulado alrededor de la calle San Nicolás –la de las tiendas–, la de Curtidores y la plaza de los Fueros. De su riqueza arquitectónica hablan bellos palacetes y casonas, especialmente el Palacio de los Reyes de Navarra, el del Gobernador –que acoge el Museo del Carlismo– y sus muchas iglesias, como la del Santo Sepulcro y San Miguel in Excelsis.

TAZONES (ASTURIAS)

El único puerto asturiano con carácter imperial queda al lado de la ría de Villaviciosa. Y lo es porque fue el primero que conoció el emperador Carlos V en su primer viaje a la península. El recóndito y amable pueblo que antaño cautivó el corazón de un joven emperador, hoy conquista por sus antiguas y coloristas casitas de pescadores, sus hórreos, sus rincones tan singulares como el de la casa de las conchas y el animado ambiente de sus restaurantes y terrazas, que ofrecen los mejores manjares del Cantábrico.

BÁRCENA MAYOR (CANTABRIA)

Calles empedradas, casonas montañesas con balconadas de madera, amplios zaguanes y el rumor del río Argoza. Bárcena presume de ser uno de pueblos más bonitos del país y por si aún así quedara corto, ahí está el valle de Saja, envolviéndolo con su permanente verdor.