UNA PEQUEÑA CIUDAD DE PESCADORES
Tavira es una de las poblaciones más encantadoras del Algarve, situada a ambos lados del río Gilão y unidos sus barrios por un puente de origen romano por el que, en tiempos, pasaba una calzada costera que comunicaba Castro Marim y Faro. A la ciudad hay que venir sin prisas porque hay mucho por ver, como sus 21 iglesias, las pequeñas plazas y casas tradicionales encaladas y adornadas con azulejos, el barrio de Vila-Adentro, con restos de la muralla árabe, y un castillo medieval que es un excelente mirador.
Pero su secreto reside en la Illa de Tavira, una de las cinco que forman el Parque Natural da Ría Formosa (con miles de aves de más de 100 especies diferentes), y a la que se llega en un breve trayecto en ferry. Tiene 12 kilómetros de playas infinitas, como la playa do Barril, donde toparse con un impresionante cementerio de anclas. Otro secreto desvelado es acercarse a Santa Luzia, un pequeño pueblo a poco más de 4 kilómetros de Tavira, a comer el mejor pulpo del Algarve en alguno de sus restaurantes, como Casa do Polvo.