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BAHÍA DE ANGRA

En la isla Terceira de Azores Desde el mirador natural del monte de Brasil se divisa la espectacular vista de la capital de la Isla Terceira, en el archipiélago de Azores. Su casco histórico abierto a la bahía de Angra está declarado Patrimonio de la Humanidad. Casas de poca altura con marcos de colores y fachadas en blanco, calles empedradas al más puro estilo de Lisboa, todo esto y mucho más hacen de esta ciudad un lugar con un sabor especial. El Jardín Duqe da Terceira, la Plaza Velha, el Alto de la Memoria y la Fortaleza de São Sebastião son solo algunas de las paradas obligatorias al visitar Angra Do Heroismo.

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AVEIRO Y SU RÍA

La llaman la Venecia portuguesa y es que esta atractiva ciudad portuguesa también está surcada por canales a la que se asoman elegantes mansiones de estilo art nouveau y también las casitas más modestas del pintoresco barrio de los pescadores. Anclada en el interior de la ría y protegida del Atlántico por un extenso campo de dunas, su relación con el océano es histórica, pues en el siglo X el mar bañaba sus casas. El rincón más salvaje de la ría de Aveiro es la Reserva Natural de las Dunas de Sao Jacinto con 700 hectáreas de dunas móviles y fijas junto a un playazo espectacular que se disfruta en soledad, con el viento y el oleaje de telón de fondo.

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CASCAIS Y ESTORIL

La Costa de Estoril fue durante muchos años conocida como la Costa Azul atlántica, tanto era el lujo que se vivía en ella y la atracción que causaba como lugar de verano de reyes y aristócratas. Pero tanto Estoril como Cascais, las dos elegantes villas a solo 20 minutos de Lisboa y de Sintra y unidas por un paseo marítimo, siguen manteniendo su encanto. Las actividades en el mar, la naturaleza, las dunas y las excursiones para toda la familia son sus fuertes.

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CABO DE SAN VICENTE

El cabo de San Vicente, el punto más suroccidental del continente europeo, da nombre a un litoral deslumbrante de altos acantilados y playas salvajes, que es un paraíso para los surfistas. Es parque natural y se brinda para un montón de rutas por su red de senderos. Hay dos itinerarios principales y varias sendas circulares más fáciles para todos los públicos.

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ESTUARIO DEL SADO

A la península de Troia la bordea un infinito arenal de 15 kilómetros de largo en el que se van sucediendo playas respaldadas por dunas, arbustos aromáticos y bosques de pinos. Su entorno no puede ser más natural; enfrente, la abrupta sierra de Arrábida; a un lado, el océano Atlántico y a otro, el estuario del Sado, una de las bahías más bellas del mundo y de las más vivas, porque es el hogar de más de 200 especies de aves y una reserva natural donde habita una colonia permanente de delfines.

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PENÍNSULA DE PENICHE

Para los amantes del surf y el kitesurf, la península de Peniche (que fue isla hasta el siglo XII) es un paraíso por sus olas. Pero aparte de buenas playas para lanzarse con la tabla (la de Baleal al norte y la de Supertubos al sur), en Peniche hay un fuerte de lo más singular, pues está en un cabo rocoso (el Carvoeiro) en el que la erosión ha labrado acantilados fantasmagóricos y laberínticos lapiaces. Y, además, barcos que en verano llevan a las Berlengas, unas islas que son todo un descubrimiento en la Región Centro portuguesa.

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PORTO SANTO

La primera isla descubierta del archipiélago de Madeira, allá por 1418, se ubica a unos 50 kilómetros de su hermana mayor, la isla de Madeira, desde la que se llega en ferry o, más corto, en un vuelo de apenas 15 minutos. Rodeada de cálidas aguas turquesas, tiene además otro honor, y es el de ser la única playa de arena dorada del archipiélago, un impresionante arenal de 9 kilómetros que recuerdan al Caribe y además tiene propiedades terapéuticas.

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TAVIRA

En el Algarve oriental, el Parque Natural da Ria Formosa es una sucesión de istmos y largas islas arenosas que discurre paralela a la costa a lo largo de 50 kilómetros, hasta la península de Ançao, cerca de Faro, formando un laberinto de agua, canales, caños, esteros, dunas y playas. De su espléndida naturaleza disfruta Tavira (en barco se llega además a la Ilha de Tavira), a la que hay que llegar sin prisas porque también cuenta con una gran riqueza histórica y monumental. El puente romano sobre el río Gilao, la muralla árabe que se exhibe en el Núcleo Islámico del Museo Municipal, el castillo medieval, pero también sus 37 iglesias son algunos de sus méritos.

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VIANA DO CASTELO

Pocas cosas hay tan idílicas como la imagen de Viana do Castelo desde la colina de Santa Luzia. Es tan magnífica que sólo su admiración ya justifica el viaje a la señorial villa que reposa en su soleada falda. La panorámica lo dice todo: el estuario del río Lima, el puerto pesquero, el puente metálico de Eiffel, las inmensas playas de arena fina que la abren al mar, las verdes colinas pobladas de aldeas blancas, la ciudad vieja, la ciudad nueva... Una vez contemplada esta estampa es hora de recorrer sin rumbo las calles de esta elegante y tranquila ciudad con un patrimonio histórico y religioso de lo más completo.

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