AÍNSA
La capital del Sobrarbe está en la encrucijada de todos los caminos que llevan al corazón del Pirineo oscense y eso ya es un tanto a su favor, pero es que, además, es un pueblo de piedra impecable, de postal. Solo tiene dos plazas –la Mayor y la del Salvador–, dos calles –la Grande y la Pequeña-, una iglesia románica y un castillo, en uno de los extremos de la villa, pero no le hace falta más, porque solo con esto le basta para ser uno de los pueblos con más encanto de Huesca.