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CIUDAD UNIVERSITARIA DE AARHUS

Joven y anciana, esa es la contradicción de esta ciudad situada al norte de Dinamarca. Antigua, porque fue fundada por los vikingos en el siglo VIII, joven, porque son más de cuarenta mil estudiantes los que se mueven por sus calles y parques y la llenan de vitalidad. Ese espíritu jovial se siente en su casco histórico, en sus bares junto a la ribera de sus canales y en la infinidad de espectáculos y festivales que acoge, como también ciudad musical que es. 

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ACANTILADOS DE MON

Sobre el mar Báltico y al este de la isla del mismo nombre, estos acantilados de piedra caliza tienen el honor de ser los más altos de Dinamarca. En Møns Klint, el denso bosque se desparrama por una pendiente cada vez más pronunciada hasta precipitarse al mar en una caída blanca de hasta 128 metros. No es el único encanto de esta isla mágica y bellísima de Selandia, también lo es perderse por carreteras y caminos en busca de peculiares iglesias románicas, rebaños de ocas y envidiables casitas de retiro. 

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EBELTOFT

Son sus casas de entramado de madera, entre las que sobresale el puntiagudo campanario del antiguo ayuntamiento, y sus calles estrechas y empedradas lo que hace que este pueblo donde el tiempo parece haberse detenido sea uno de los más turísticos de Dinamarca. También porque aquí está, convertida en museo, la fragata Jylland, uno de los barcos de madera más grandes que se conservan en el mundo.

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ISLAS FEROE

En medio del Atlántico, las Feroe son un inexplorado archipiélago formado por 18 islas intactas y tan pequeñas que a veces pasan inadvertidas. Y, sin embargo, son grandes en paisajes impresionantes, pintorescos pueblos de pescadores y un privilegiado entorno natural. Observar a los frailecillos y pájaros bobos en la isla de Mykines, hacer una excursión a los acantilados de Djupini, navegar por el hermoso lago de Leitisvatn/Sørvágsvatn o llegar a las cataratas de Bøsdalafossur, a la pequeña isla deshabitada de Lítla Dímun o participar de la oferta cultural de Tórshavn, la capital más pequeña del mundo, son algunas de las experiencias que no hay que perderse.

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CASTILLO DE FREDERIKSBORG

Hillerød tiene el honor de ser la ciudad donde se levanta el castillo más grande de Escandinavia. Un monumental edificio de ladrillo rojo y rodeado de un jardín que fue residencia real y ahora acoge el Museo de Historia Nacional, con un sinfín de objetos, pinturas, muebles y colecciones reales. La iglesia donde fueron coronados los reyes desde 1671 a 1840, la Cámara de Audiencias o la galería de mármol son sus estancias más sobresalientes. 

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SKAGEN

En el extremo más septentrional de la Dinamarca continental, marcado por los vientos, las arenosas playas de Skagen, en la región de Jutlandia, nada tienen que envidiar a las tropicales. Las aguas de los dos mares que la bañan, las del mar del Norte y el Báltico, chocan dando lugar a un espectáculo increíble, donde se descubre hundida en la arena, una preciosa iglesia que se oculta o emerge al capricho de las dunas.

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RIBE

La ciudad más antigua de Escandinavia tiene además el mayor número de edificios protegidos después de Copenhague, entre las que destaca la majestuosa catedral, con su gigantesca torre cuadrada que domina la ciudad desde la Edad Media. En torno a Torvet (su plaza central) discurren calles estrechas en las que se levantan casas de arquitectura típica y llevan a sus museos de los vikingos y a Skibbroen, el paseo del canal. 

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PUENTE DE ORESUND

El puente de Oresund es una obra impresionante que une dos países y dos ciudades con muchos puntos en común. En un extremo, Copenhague, la capital danesa; en el otro, Malmö, la tercera ciudad más grande de Suecia. Sus medidas lo dicen todo: 7845 metros de largo y 23 de ancho, por el que cruzan dos líneas de tren y cuatro carriles de carretera, siendo el puente combinado tren-carretera más largo de Europa.

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COPENHAGUE

La capital de Dinamarca aúna un casco viejo sembrado de historia con la arquitectura de vanguardia más osada. El diseño aflora por doquier, tiene más bicis que coches, una vida cultural de primera y, por si fuera poco, se ha convertido en la capital gastronómica de Escandinavia, amén de ser una de las urbes más ecológicas del globo.

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LEGOLAND

Hoy ya son cinco, pero el primer Legoland abrió sus puertas en Dinamarca, en 1968, cerca de la fábrica oficial de LEGO. El parque temático está construido íntegramente con esas pequeñas fichitas de colores que han estado presentes en la infancia de todos desde hace décadas: edificios, monumentos y hasta personajes de 'ficha y hueso', que nos enseñan hasta dónde es posible puede llegar gracias a la imaginación. Imprescindible si se viaja con niños.

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