Portugal, el país más eco de Europa, en nueve espacios de naturaleza brutal

El país vecino acaba de ser galardonado con el premio ITB Earth Award en la ITB de Berlín, la mayor feria de turismo del mundo. Y lo ha conseguido por su apuesta por la sostenibilidad y su lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental. En esta galería de imágenes encontrarás algunos de sus más importantes tesoros naturales.

AZORES

Esculpidas por la Naturaleza sobre el azul del Atlántico, las nueve islitas que lo forman son perfectas para los que buscan destinos sin trillar. Espectaculares paisajes volcánicos, playas de lava, aguas termales, avistamiento de ballenas… Azores es un bucólico archipiélago para amantes de la Naturaleza virgen.

DUNAS DE SAO JACINTO

El rincón más salvaje de la ría de Aveiro es esta reserva natural con 700 hectáreas de dunas móviles y fijas junto a un playazo espectacular que se disfruta en soledad, con el viento y el oleaje de telón de fondo.

LAGO ALQUEVA

En la región del Alentejo, el lago Alqueva no solo es el mayor embalse de Europa occidental en el que se refleja uno de los cielos más estrellados del mundo, reserva Starlight, también es un dulce y calmado lugar por el que se puede navegar a bordo de un velero o varios días a bordo de un barco-casa que se alquilan en Amieira Marina.

RESERVA NATURAL DE LAS BERLENGAS

A 10 kilómetros de la península de Peniche, tan querida por los aficionados al surf y al kitesurf (isla hasta el siglo XII) las Berlengas son algo así como las Cíes de Portugal, un paraíso atlántico de gaviotas y frías aguas cristalinas, pero también de acantilados que emergen imponentes del agua. Es Reserva de la Biosfera de la Unesco y en un peñasco, unido a la Berlenga Grande –la única de las visitables que integran este archipiélago– por un puente de piedra, está el fuerte de Sao Joao Baptista.

COSTA VICENTINA

El cabo de San Vicente, el punto más suroccidental del continente europeo, da nombre a un litoral deslumbrante de altos acantilados y playas salvajes, que es un paraíso para los surfistas. Es parque natural y se brinda para un montón de rutas por su red de senderos. Hay dos itinerarios principales y varias sendas circulares más fáciles para todos los públicos.

PENEDA-GERÊS

Adentrarse en este parque nacional al norte de Portugal es descubrir a cada paso un lugar donde detenerse. Tiene de todo: aldeas tradicionales, miradores, embalses, cascadas o vestigios romanos en un accidentado espacio dispuesto en forma de herradura, cuyos extremos parecen abrazar el sudoeste de la provincia de Ourense, con la que tiene más de 100 kilómetros de frontera en común.

PENÍNSULA DE TROIA-ESTUARIO DEL SADO

A la península de Troia la bordea un infinito arenal de 15 kilómetros de largo en el que se van sucediendo playas respaldadas por dunas, arbustos aromáticos y bosques de pinos. Es fácil que cada uno encuentre su sitio en este paraíso virgen y ecológico donde siempre luce el sol. Además, su entorno no puede ser más natural; enfrente, la abrupta sierra de Arrábida; a un lado, el océano Atlántico y a otro, el estuario del Sado, una de las bahías más bellas del mundo y de las más vivas, porque es el hogar de más de 200 especies de aves y una reserva natural donde habita una colonia permanente de delfines.

SIERRA DE MONCHIQUE

A pie, en jeep o de relax en su villa termal (monchiquetermas.com), la sierra de Monchique permite entrar en contacto con la naturaleza y descubrir el otro Algarve, el Algarve verde, con pueblos con un rico patrimonio natural y cultural, como el que da nombre a la sierra, y Silves, sobre una colina y sobre ella los restos de un castillo. Imprescindible ascender los casi mil metros que alcanza el pico da Fóia, el punto más alto de Algarve, para captar una instantánea de toda la región y apreciar los contrastes de su paisaje.

MADEIRA

Madeira es el lugar donde Europa se une con el trópico. También es el jardín del Atlántico, un vergel en medio del océano con temperaturas veraniegas durante todo el año y cantidad de reservas protegidas que animan a bellas caminatas por su costa salpicada de acantilados o por sus senderos que atraviesan bosques de laurisilva con unas vistas asombrosas.