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SAN SEBASTIÁN, UNA PEQUEÑA PARÍS

Por su cercanía la frontera francesa, porque vivió plenamente la belle époque, porque su situación, a orillas del Atlántico la hizo destino predilecto de los aristócratas franceses, por ser fuente de inspiración para algunas de sus infraestructuras –el puente de María Cristina, la azotea de la estación del Norte, de Gustave Eiffel, entre otros–, por su esencia o por su ambiente, en San Sebastián se respira un aire afrancesado. Es una ciudad elegante, señorial y aristocrática, como lo es París. Con una arquitectura uniforme, restaurada a los pies del monte Urgull.

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VALLE DE ARAMAIO, UNA PEQUEÑA SUIZA

Fue un rey, Alfonso XIII, el que durante una visita al valle de Aramaio comentó que el lugar le parecía una pequeña Suiza. Y la verdad es que no le faltaba razón al joven y viajado monarca al definir asó el siempre verde y aislado valle alavés de Aramaio, a unos 30 kilómetros de Vitoria-Gasteiz. Rodeado de altivas montañas, cubierto de bosques y salpicado de históricos caseríos, su paisaje es de auténtica postal alpina. El mirador de Kurtzeta, el centro de interpretación Toki Alai –en el puerto de Urkiola–, los embalses de Albina, Ullibarri-Gamboa y Urrunaga y, en Olaeta, la quesería Atxeta, de la luchadora olímpica Maider Unda, son visitas imprescindibles.

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COMARCA DE MATARRAÑA, UNA PEQUEÑA TOSCANA

En el Bajo Aragón, la comarca del Matarraña es un territorio mágico que se parece mucho a la Toscana. En él conviven los retorcidos y añejos olivares conviven con las escarpadas montañas de los puertos y con el sabor de pueblos como Beceite, Valderrobres, Calaceite, Ráfales o La Fresneda, todos conjunto histórico. En este entorno, hay una ruta para no perderse, la que discurre por los estrechos del Parrizal, un paseo hacia el nacimiento del río Matarraña donde el curso del agua reta a la montaña en forma de paredes verticales de más de cien metros de altura. Esto sí que es original de esta pequeña Toscana.

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EMPURIABRAVA, UNA PEQUEÑA VENECIA

Escondida en el golfo de Roses y próxima al bonito pueblo de Cadaqués, las calles de esta localidad de la Costa Brava recuerdan a las de Venecia, porque son de agua y se pasean en lancha. Con más de 25 kilómetros de canales navegables, la que fuera una zona pantanosa hasta los años sesenta, hoy es una tranquila marina donde las casas tienen un acceso privado a los canales desde su jardín, en el que los propietarios atracan sus barcos

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MÉRIDA, UN PEQUEÑA ROMA

La antigua Emerita Augusta es el perfecto resumen de la capital del Imperio Romano, el espejo en el que se refleja. Por sus templos, sus edificios para espectáculos, sus obras de ingeniería y todo ese legado monumental que asoma en cada rincón pocos lugares mejor que Mérida para revivir el esplendor romano. Para imaginar una carrera de cuádrigas en su circo, emocionarse con una obra de teatro en su anfiteatro, cruzar de puente a puente las aguas del Guadiana o conocer uno de los mejores museos de historia antigua. La capital extremeña es una visita excepcional por esta pequeña Roma.

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