SIMANCAS
También en un estratégico lugar, sobre el Pisuerga y lindando con Valladolid, tiene Simancas su edificio más soberbio: su castillo, que luego fue cárcel hasta que acabó convertido en el importantísimo archivo que es hoy. Pero la villa destaca, sobre todo, por su entramado de callejas, apretadas y estrechas y salpicadas de casonas solariegas en las que, al caer la tarde, se expande el aroma de sus mesones. Un mirador cercano a la plaza Mayor permite asomarse a la ribera del río, que salva un estrecho puente medieval.