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Poco queda por decir de la ciudad de las cien torres. Pero este país es mucho más que su hermosa capital. Desde Brno hasta Olomouc, Český Krumlov, Karlovy Vary o Pilsen, las posibilidades son infinitas.

BRNO

Apodada como la ciudad de la música, Brno es la segunda ciudad más grande de la República Checa. Cuenta con un centro histórico muy interesante en los alrededores de la plaza Moravia, la Estación Central o la catedral de San Pedro y San Pablo. Y custodiando sus confines se halla la hermosa fortaleza de Špilberk. Para descubrir cómo vivía la gente en la Edad Media, nada mejor que adentrarse en el laberinto subterráneo de la ciudad. Y para conocer su patrimonio funcionalista, las villas de Stiassni, Löw- Beer, Jurkovic y Tugendhat, esta última considerada la obra maestra de Mies Van der Rohe. 

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KARLOVY VARY, LA CIUDAD BALNEARIO POR EXCELENCIA

La República Checa entera está surcada por manantiales curativos. La mayor concentración de aguas curativas la encontramos en el famoso “triángulo de los balnearios” en la zona de oeste de Bohemia. La auténtica joya de este triángulo es la ciudad de Karlovy Vary, con sus ostentosas columnatas y exclusivos sanatorios en una situación geográfica privilegiada en medio de un valle cubierto de bosques. La mayor riqueza de Karlovy Vary consiste en trece fuentes termales minerales que sirven para el tratamiento de diferentes afecciones, pero el auténtico ambiente del balneario se disfruta mediante distendidos paseos por el casco histórico que bordea el río Teplá, a la sombra de las elegantes columnatas que protegen los manantiales de aguas, sin olvidar pasar frente al edificio del teatro, los Baños Imperiales o de la iglesia de Santa María Magdalena. 

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ČESKY KRUMLOV

Se trata de una de las ciudades renacentistas más bellas de Europa, así como el lugar más visitado la República Checa, únicamente tras el Castillo de Praga. El emblema de la ciudad es el palacio, el segundo más grande del país, que guarda un auténtico tesoro: el teatro barroco original mejor conservado de Europa. El jardín palaciego, presidido por una espectacular fuente de cascadas, es también de visita obligada. Pero si quieres disfrutar de la magia de esta pequeña ciudad lo mejor es callejear por su centro histórico y dejarte llevar por el encanto de sus pintorescas callejuelas, observando las fachadas de colores de las casas burguesas levantadas en diferentes estilos arquitectónicos.  Además, en esta ciudad disfrutarás, como en ningún otro lugar, de la mejor gastronomía tradicional checa de la mano de sus múltiples tabernas medievales. 

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OLOMOUC

Desde el Medievo, Olomouc ha sido el escenario de algunos de los más importantes acontecimientos de la historia checa, por lo que está considerado como el centro espiritual e histórico de Moravia, así como la reserva monumental más importante del país después de Praga. La ciudad es conocida por su impresionante columna de la Santísima Trinidad, pero guarda otros muchos tesoros, como la catedral gótica de San Venceslao, el Museo Archidiocesano o la basílica situada en Monte Santo, un antiguo lugar de peregrinaje que ofrece unas hermosas vistas de la sosegada y fértil llanura de Haná. En esta época del año, Olomouc destaca por su tradicional mercadillo navideño ubicado en torno a la Plaza Alta, donde hay que probar alguno de sus deliciosos vinos calientes.  

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PILSEN, LA CAPITAL DE LA CERVEZA

¡Si te gusta la cerveza esta es tu ciudad! Y es que aquí se halla la fábrica Prazdroj, en la que se elabora la famosa Pilsner Urquell, la primera cerveza rubia tipo pilsen que se fabricó en el mundo. Otro de los atractivos de la ciudad es la Sinagoga Mayor, la segunda más grande de Europa, una sinagoga de estilo morisco románico que data de finales del siglo XIX. Otro de los atractivos de la ciudad es la catedral gótica de San Bartolomé, desde cuya torre de 103 metros se obtienen las mejores vistas de la ciudad. Los amantes de arquitectura moderna apreciarán los impresionantes diseños de Adolf Loos que aguarda en su interior. 

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KUTNA HORA

Inscrita en la lista del Patrimonio de la Unesco desde 1995, Kutna Hora destaca por sus numerosos edificios góticos y barrocos. Son de visita obligada el templo de Santa Bárbara, la catedral de la Asunción de la Virgen María, la escalofriante capilla del Osario de Sedlec elaborada con huesos y cráneos humanos y el Museo de la Plata, que introduce al visitante en la historia de la ciudad cuando esta se convirtió en una de las más prósperas del país gracias a la explotación de sus minas.

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