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FORTALEZA DE AKERSHUS

Las bicicletas, los bancos, las actividades en la calle… todo esto está ganando terreno en Oslo a los coches, que han visto cómo están siendo desplazados y van siendo eliminados hasta sus espacios de aparcamiento. Todo para hacer de la ciudad un entorno menos contaminado. Situada estratégicamente junto al fiordo, la fortaleza medieval de Akershus fundada como castillo real ha tenido la brillante idea de reconvertir la máquina expendedora de tickets de su aparcamiento en un altavoz wi-fi a través del cual puedes escuchar la música que se desees y ponerte a bailar en la calle.

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LOS CANALES DE SORENGA

Oslo es modelo de reciclaje, de energías renovables, en buen parte gracias al agua, pero también modelo de arquitectura. Y para demostrarlo ahí están sus nuevos barrios, como el de Sørenga, levantado en el antiguo muelle de contenedores del mismo nombre. Además de su construcción bajo el principio de la sostenibilidad, aquí se disfruta de la vida al borde del mar y de zonas verdes con canales que se extienden por todo el barrio y regalan vistas fabulosas a los iconos de la ciudad. 

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LA ÓPERA DE OSLO

Fue ponerse en pie en el mismo fiordo de Oslo y convertirse en el icono de la ciudad. El edificio de la Ópera no solo tiene uno de los escenarios de ópera más espectaculares del mundo, también tiene el techo más visitado de la ciudad, al que se puede subir gratis. Desde su magnífica ubicación en Bjørvika se contempla una de las mejores vistas panorámicas. 

 

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BARRIO DE VULKAN

Si de algo presume Vulkan es de haber sido el barrio pionero de Oslo por su  planificación urbana ecológica. Levantado en una antigua área industrial junto al río Akerselva, ha apostado por la arquitectura innovadora y respetuosa con el medio ambiente y por la sostenibilidad: pozos geotérmicos, hoteles que reciclan energía, colmenas de diseño, edificios con sistema solar de calentamiento en las fachadas. Y además en él se encuentran restaurantes donde priman los productos noruegos y ecológicos de temporada. 

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LOSAETER

Cerca de la estación central de Oslo y en la desembocadura del río Alna en el fiordo está el barrio de Bjørvika, que cuenta con el primer huerto urbano de la ciudad. Su origen fue un campo de cultivo en el que desde hace cinco años están implicados, bajo la dirección del agricultor Andreas Capjon, estudiantes, agricultores, panaderos, apicultores y todos aquellos voluntarios que apuestan por la producción urbana de alimentos. Durante el verano organiza cenas comunitarias en las que todo el que quiera participar puede recolectar las verduras necesarias para preparar la cena del día.

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OTROS NUEVOS ICONOS ARQUITECTÓNICOS

Después de la Ópera, Oslo sigue empeñada en cambiar su skyline urbano, además de ser un referente en arquitectura y sostenibilidad. La suma de ambas ha dado como fruto algunas joyas arquitectónicas y otras que poco a poco irán sumándose: el nuevo Museo Munch (en la imagen, el actual), que abrirá sus puertas en 2019, en 2023 el acuario más grande del norte de Europa, ubicado en los terrenos del antiguo aeropuerto de Fornebu, la sucurssal principal de la biblioteca pública de Oslo y el Museo Nacional de Noruega, que verá la luz en 2020.

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ZONAS VERDES

Oslo es una ciudad con infinidad de parques y zonas verdes, a los que se puede llegar en transporte público. En su mismo centro está el Jardín Botánico, un verdadero oasis para pasear o ver en su invernadero cómo crecen exóticas especies. Pero también esta Frogner Park, Birkelunden, St. Hanshaugen, el parque de esculturas Ekebergparken, The Palace Park o Sofienberg Park. Prueba de que la naturaleza y la vida urbana conviven a la perfección en la capital noruega

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