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DINAN

A orillas del río Rance, Dilan es una ciudad de piedra y pizarra que parece de cuento y ofrece deliciosos paseos entre el puerto deportivo y el estuario. A su empinada colina se acoplan las laberínticas callejuelas de esta ciudad amurallada, sobre todo la encrestada rue Jerzual, a la que asoman los talleres-tienda de artesanos de la madera y el vidrio. El torreón circular de la duquesa Ana, que se retiró aquí tras la muerte de su esposo, Carlos VIII o la Place des Merciers resultan de lo más evocador / © Shutterstock

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LOCRONAN

Esta fotogénica localidad parece sacada de un decorado de cine, por algo ha sido escenario de películas, se ha ganado formar parte del exclusivo club de Los pueblos más bonitos de Francia. Sus casas y calles de piedra detenidas en el tiempo y sus iglesias parecen dejar a esta ciudad en un continuo letargo medieval / © Shutterstock

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QUIMPER

Situada a orillas de los ríos Odet y Steir, Quimper despliega toda su esencia medieval nada más atravesar sus floridos puentes: callejuelas con nombres gremiales que acogen antiguas casas de madera, soleadas plazoletas, elegantes palacetes que delatan el esplendor la antigua capital de Cornualles... Y presidiendo el casco antiguo, la espléndida catedral gótica de Saint-Corentin. También imprescindible, la visita al Museo de Bellas Artes, y la artesanía local en el barrio de Locmaria /  © Shutterstock

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RENNES

La capital bretona es una ciudad joven y animada de ambiente universitario, aunque con una larga historia que relatan sus callejuelas con fachadas con entramados de madera, sus monumentos y sus jardines / © Michel Ogier

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ROCHEFORT-EN-TERRE

Esta ciudad ubicada cerca del Canal de Nantes a Brest es una de las más bonitas de Bretaña y le ha hecho merecedora de ser uno de Los pueblos más bonitos de Francia. Sus murallas, el castillo del siglo XII convertido en palacete en XX y sus casas antiguas invitan a un viaje en el tiempo. La ciudad está repleta de rincones inspiradores cuajados de flores, callejuelas adoquinadas, rótulos armonizados… Una joya engarzada en el corazón de Morbihan, que tiene una de sus mejores estampas en las casas medievales de la encantadora plaza del Puits y de la calle Saint-Michel.

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SAINT-MALO

A los pies de las murallas que protegen esta ciudad fortificada, antiguo refugio de corsarios, surgen hermosas playas que complementan su magnífica fachada marítima / © Shutterstock

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VANNES

La luz marinera rebosa en esta joya del golfo del Morbihan. Casas con entramados de madera, ornamentadas celosías y fachadas coloridas se suceden por el centro medieval de la ciudad, situado en la parte alta. Mientras que en el puerto deportivo, en el corazón de la ciudad, toman asiento sus cafés junto al muelle.

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