DUBROVNIK
Dubrovnik es, sencillamente una ciudad magnética, en la que hay que perderse sin rumbo por su calle principal, Stradun Placa, toda de mármol, que conduce hasta la Torre del Reloj y pasa por ser una de las más bonitas de Europa. Pero, también, por las callejuelas estrechas que la cortan con sus plantas sobre la escalera y su ropa tendida y llevan a conocer la Ulica Zudioska o judería, la iglesia de San Blas, el Palacio Sponza… Eso sí, nada resulta más romántico que dar un paseo al atardecer desde lo alto de sus murallas. E incluso, más espectacular aún, admirarla a mayor altura.