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ALLARIZ

Sobrada de encanto está esta villa ourensana, cuyas calles fueron empedradas, según la leyenda, con las piedras del ya inexistente castillo. Recoletas plazas, iglesias monumentales, empinadas rías y un maravilloso paseo a las orillas del río Arnoia, en cuyo entorno se han recuperado las fábricas de curtidos y los molinos hidráulicos, dan a Allariz un aire medieval.

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SAN ANDRÉS DE TEIXIDO

Los muros de piedras oscuras con juntas blancas y los verdores de helechos y palmeras le dan este famoso lugar de peregrinación, erigido sobre la roca viva, un exótico aire canario. La carretera que une Cariño con Cedeira y la aldea y santuario de San Andrés de Teixido bordea los acantilados de Vixía de Herbeira, los más altos de la Europa continental, con 613 metros de altura y uno de los parajes naturales más bellos de Galicia.

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MUROS

Abierta al mar y en el límite entre las Rías Altas y Bajas, esta villa señorial construida en piedra es la más típica estampa gallega, con rúas estrechas y serpenteantes que confluyen en pequeñas plazas, cruceiros, fuentes, casas típicas con soportales y un activo puerto pesquero.

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CAMBADOS

Su nombre siempre ha estado ligado al vino Albariño, como se muestra en su Museo del Vino, junto a las ruinas de Santa Mariña Dozo. Además del museo, en Cambados también resulta obligada una ruta por sus bodegas, algunas en el centro histórico de esta localidad donde la nobleza gallega habitó en su día algunas de las casonas señoriales de esta antigua parroquia marinera que es conjunto histórico-monumental, salpicado de pazos como el de Montesacro y el de Fefiñáns, iglesias, torres y capillas. 

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COMBARRO

Con una de las estampas más bellas y típicas de Galicia, Combarro se recoge entre el mar y la tierra, con su puerto pesquero, su singular casco viejo y sobre todo su colección de hórreos alineados al borde la ría, todo un ejemplo de arquitectura popular. Allí se contempla el marisqueo durante la marea baja, el arreglo de redes y las idas y venidas de sus barcos pesqueros. 

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MONFORTE DE LEMOS

Capital de la Ribeira Sacra, Monforte guarda una grandeza monumental sorprendente, en buena parte heredado de tiempos medievales, cuando la ciudad era un singular ejemplo de ciudad fortaleza, alrededor de un monasterio, con un castillo situado sobre un estratégico montículo, por cuyos pies corre el río Cabe, y rodeado de un recinto amurallado salpicado de torres defensivas. Los lienzos de El Greco en el herreriano colegio de la Compañía –conocido como el Escorial de Galicia-, el convento de las Clarisas, el palacio Condal –que alberga el Parador de Turismo- y el conjunto de San Vicente do Pino son su mejor carta de presentación.

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MONDOÑEDO

El rosetón gótico de la catedral de esta localidad lucense es el símbolo de esta ciudad episcopal que fue una de las siete capitales del Reino de Galicia. Álvaro Cunqueiro, uno de los escritores gallegos más prolíficos, lo contempla, impasible, desde su posición privilegiada. Fue aquí donde nació y donde se conserva su casa natal. La Fonte Vella, cuya forma asemeja a la de una vieira, la alameda de Os Remedios, junto al santuario, y el barrio de Os Muiños, atravesado por canales son, junto a la sugerente Cova do Rei Cintolo, sus grandes atractivos.

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RIBADAVIA

Conocida por sus vinos, Ribadavia también presume de un importante barrio judío lleno de calles empedradas, plazas porticadas y rincones misteriosos, legado de la población sefardí. Además del castillo de los condes de Sarmiento, la localidad atesora una joya prerrománica a las afueras, la iglesia de San Xés de Francelos.

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