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GRAN AGUJERO AZUL (BELICE)

Patrimonio de la Humanidad, esta filigrana misteriosa de la naturaleza es la belleza escénica más portentosa de Belice, uno de los escasos territorios vírgenes que quedan en el planeta. Pero es que, además, este sumidero marino de contorno circular es el fenómeno de mayor tamaño en su género, el que ansían bucear los amantes del submarinismo que llegan hasta este rincón / © Shutterstock

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TIKAL (GUATEMALA)

Nadie que viaje a Guatemala quiere perderse en la exhuberante selva del norte del país el sitio arqueológico más célebre y más grande de América, cuyas estructuras durante siglos permanecieron (y permanecen muchas aún) ocultas bajo los árboles. Formando parte del Parque Nacional del mismo nombre, declarado Patrimonio de la Humanidad, Tikal fue uno de los reinos más poderosos de los antiguos mayas y contiene algunos de los restos más fascinantes de esta civilización. 

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PLAYA EL TUNCO (EL SALVADOR)

A solo 30 minutos de San Salvador, lo que todo el mundo llega buscando a la que es una de las playas más famosas del país son sus olas, que hacen las delicias de los surfistas los 365 días del año. Pero también de su alegría nocturna. Diversión de día y de noche para escaparse de la rutina de la ciudad y disfrutar de un buen ambiente entre cheros / © Shutterstock

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PARQUE NACIONAL DE TORTUGUERO

Este territorio virgen sembrado de canales y lagunas navegables en la vertiente caribeña de Costa Rica es uno de los indispensables del país centroamericano, donde entre los meses de julio y septiembre se puede vivir una experiencia única, la de contemplar en sus playas el desove de las tortugas verdes, ese enorme reptil marino que llega a superar el metro y medio de largo y los 300 kilos de peso. Además de este plato fuerte de la naturaleza, Tortuguero acapara también una buena porción de bosque tropical húmedo y una despampanante biodiversidad / © Costa Rica Expeditions

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CATEDRAL DE LEÓN (NICARAGUA)

Si hubiera que quedarse con un solo monumento de Nicaragua, muchos elegirían este templo barroco colonial situado en el mismo centro de la ciudad, frente al Parque Central. Por algo forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco. Una pieza de arquitectura para disfrutar: desde sus dos torres de 40 metros de alturas a su fachada neoclásico, las vistas que regalan sus alturas o su sepultura más insignie, la de Rubén Darío, el poeta más famoso del país / © Shutterstock

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CASCO VIEJO DE PANAMÁ

Casco Antiguo, Casco Viejo, San Felipe. Con esos tres nombres se conoce al que la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad en Panamá. Y lo es por su tesoro colonial que tiene como centro la plaza de la Independencia, por sus calles y rincones cargados de historia, por esa mezcla ecléctica de viviendas destartaladas junto a restaurantes modernos y bares bohemios, también por el Altar de Oro de su iglesia de San José o el Museo del Canal, pero, sobre todo, por los sonidos y olores que llenan su ambiente. El Casco Antiguio conecta con la Cinta Costera, favorita de corredores, caminantes y ciclistas que buscan ejercitarse mientas disfrutan de la vista al mar.

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RUINAS DE COPÁN (HONDURAS)

La “Atenas de los mayas” llaman al que es uno de los sitios arqueológicos más importantes de esta antigua civilización, que alcanzó su máximo esplendor entre los siglos VI y VII. Un paseo por sus soberbias construcciones–la acrópolis, la plaza Mayor, la escalinata de los Jeroglíficos, el altar Q, el juego de pelota, el cementerio, el templo Rosalila y su extensa red de túneles– va descubriendo su rica historia y cultural / © Shutterstock

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