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LAGA

Da igual que llueva, truene o haga sol, porque hasta pasear con paraguas por este arenal vizcaíno situado en un extremo de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en el que Mariah Carey grabó su videoclip Sweetheart, siempre es una elección acertada. Es de arena blanca y fina, ventosa y con oleaje y siempre hay surfistas en ella bailando al son de las olas. Desde el mirador del cabo Ogoño ofrecen su mejor imagen.

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TABARCA

La única isla permanente habitada de la Comunidad Valenciana, la de Tabarca, en Alicante, a la que se accede desde Santa Pola, preferentemente, esconde una playa colosal. Y lo es por el conjunto fortificado del siglo XVIII que se encuentra contiguo a ella, con castillo, iglesia, cementerio y faro, pero también por la riqueza natural y también submarina que posee la primera reserva marina declarada en España, con frondosas paredes de posidonia, paraíso para los buceadores.

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BARAYO

No resulta difícil contemplar alguna nutria en la que, sin ninguna duda, pasa por ser una de las playas más bonitas de la costa occidental asturiana. Una ensenada de arena oscura que el río Barayo parte en dos lenguas formando en su desembocadura un bello estuario antes de llegar al Cantábrico. El enclave, de alto valor ecológico, lo complementan una abundante vegetación, acantilados y dunas.

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LIENCRES

También para disfrutar andando, y sobre todo al atardecer, mientras se contempla la isla de Conejera al fondo, parece haber sido dibujada la playa del Parque Natural de Liencres, donde priman las dunas, los acantilados y los pinares. El exige tomar precauciones porque hay desnivel de entrada, oleaje intenso, viento fuerte y las corrientes son peligrosas. 

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CAÑOS DE MECA

Es una de esas playas para caminar y caminar, pero también prara practicar deportes acuáticos, porque sus aguas son transparentes, su oleaje moderado y el viento de Levante, que sopla con fuerza, siempre hace su aparición. Comienza detrás de las últimas casas de la pedanía gaditana de Caños de Meca, refugio desde hace años de una comunidad hippie y alternativa, y forma una larga y ancha alfombra de arena que une dos célebres lugares: el histórico faro de Trafalgar y los acantilados de Barbate, los más colosales del litoral andaluz / © Shutterstock

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EMPÚRIES

Enfrente de las ruinas se encuentra la estrecha ensenada de Les Muscleres, con aguas cristalinas poco profundas; luego Muscleres Grosses y más allá, la de Moll Grec. Griegos y romanos pasearon antes por la arena de esta sucesión de calas de la Costa Brava que no solo permiten un baño de culturas, también disfrutar del recoleto golfo de Roses, en el Alt Empordà. El paseo marítimo, que arranca en la playa del Portixol y concluye en Empúries, enlaza estas conchas de arena blanca unidas con tómbolos. 

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LA VALL DE ALGAIARENS

Dos abanicos de arena separados por un roquedo y una sucesión de dunas rosadas a sus espaldas. No es el único encanto de esta pintoresca ensenada de la isla de Menorca, también lo es porque está situada junto a la desembocadura de un barranco y a resguardo de las corrientes y que su fina arena se funde con los pinares. El único inconveniente es que atravesar una finca privada, cuyo propietario cobra un peaje / © Shutterstock

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