JULIO: CANOPY EN MONTEVERDE
Entre los numerosos rincones naturales de Costa Rica con instalaciones de canopy, Monteverde es uno de los imprescindibles, en cuyo bosque nuboso uno puede lanzarse a volar en tirolina por las copas de los árboles a 30 metros de altura. Una combinación de adrenalina, aventura y naturaleza para una experiencia de lo más excitante.
AGOSTO: SURF EN MALPAÍS
Durante mucho tiempo, las playas de Malpaís, en la península de Nicoya, fueron uno de los secretos mejor guardados en la costa del Pacífico. Los surfistas las descubrieron y hoy a Playa del Carmen o Santa Teresa, entre otras, llegan surfistas de todo el mundo a disfrutar de sus olas, buenas y constantes durante todo el año.
SEPTIEMBRE: PASEO A CABALLO POR LA PLAYA
No es lo mismo pasear por el campo que cabalgar por la arena de la playa, son experiencias distintas. En la zona de Jacó, un importante destino costero costarricense, se puede disfrutar de excursiones al atardecer mientras el sol se hunde en las aguas del Pacífico.
OCTUBRE: EN BUSCA DE BALLENAS EN MARINO BALLENA
Al parque nacional Marino Ballena se llega buscando, como no podía ser de otro modo, las ballenas jorobadas que hasta aquí vienen para reproducirse. Se puede observar simplemente desde la orilla, pero mejor salir en barco a su encuentro. Junto a ellas también regalan espectáculo en sus aguas varios tipos de delfines.
NOVIEMBRE: DORMIR EN UN ECOLODGE
En un país con una naturaleza y una biodiversidad tan extraordinarias, no hay experiencia más ecofriendly que dormir en un alojamiento cuyo concepto está basado en un estricto respeto por el medio ambiente. Inmersos en los bosques nubosos, con una arquitectura 100% sostenible, sus casitas con techos de caña o restaurantes de cocina orgánica, se pueden encontrar ecolodges en la mayoría de parques nacionales y reservas naturales.
DICIEMBRE: CONOCER LA CASCADA DE LA PAZ
Para llegar hasta la cascada más famosa del país hay que adentrarse en el parque de ecoaventura La Paz Waterfall Gardens, que además de senderos por la exhuberante vegetación de su bosque nuboso, su aviario, mariposario y su reserva de vida silvestre acoge un conjunto de cascadas entre las que se encuentra la de La Paz. También espectacular la del Toro, cuyas aguas caen a 90 metros de altura en otra reserva entre el volcán Poás y el de Juan Castro Blanco.
ENERO: SUMERGIRTE EN AGUAS TERMALES
A los pies del volcán Arenal, pocas sensaciones más placenteras que sumergirse en las cascadas y aguas termales que manan en la exhuberante selva tropical en la que está inmerso el complejo Tabacón Gran Spa Thermal Resort. Y, además, con las mejores vistas del coloso y acompañado de una bebida exótica en la mano.
FEBRERO: ACERCARSE A UN VOLCÁN
Puede ser el volcán Arenal, el más conocido de Costa Rica, que, aunque apagado desde hace años, el parque nacional al que da nombre brinda un montón de posibilidades para disfrutar de la naturaleza. O el Irazú, el más alto del país, a cuya cumbre se puede subir sin ningún esfuerzo; o el Turrialba, o el Barba… el catálogo de volcanes a los que aproximarse es apabullante en este verdísimo país.
MARZO: OBSERVAR A LA FAUNA EN VIVO
En un país con una biodiversidad tan extraordinaria, es posible observar a la fauna en vivo. A dos horas de camino de San José está San Gerardo de Dota, un pequeño pueblo en el estrecho valle del río Savegre al que acercarse para observar a las aves que se esconden en su bosque nuboso, todo un santuario para pájaros carpinteros, colibríes y, sobre todo, para el colorido quetzal, que da nombre al Parque Nacional de los Quetzales.
ABRIL: RAFTING EN EL PACUARÉ
Las aguas bravas de algunos ríos de Costa Rica invitan a vivir una aventura a bordo de una lancha neumática y probar la pericia con el remo. Entre Cartago y Limón, el río Pacuaré anima a un recorrido por sus 30 kilómetros de rápidos. Reventazón, Sarapiquí y Corobicí son otros de los ríos donde pasar agradables momentos de diversión rodeados de naturaleza.
MAYO: ADENTRARTE EN LA VIDA DE UNA COMUNIDAD RURAL
Conocer los cultivos en una finca de café, hacer queso de forma artesanal, saborear una comida típica a la leña, conocer la tradición del boyeo, aprender el proceso de de cerámica de la artesanía popular o conocer los vestigios de sus pueblos indígenas son algunas de las experiencias que se pueden vivir en contacto con algunas de las comunidades rurales de Costa Rica, cuya población se agrupa en diez grupos tribales.
JUNIO: DESCUBRIR SAN JOSÉ
La capital de Costa Rica es un respiro urbano antes o después de lanzarse a descubrir la orgía de naturaleza de este pequeño país. Pasear por sus dos grandes avenidas paralelas, dedicarle un tiempo a los Museos del Banco Central, recorrer el mercado central, pero, sobre todo, admirar el Teatro Nacional, son los básicos que hay que conocer en ella.