Son 5.000 m2 con estudio de danza, sala de música, biblioteca, zona de arte y cerámica, un bosque encantado, huerto, aula de informática, zona de ocio y cocina de planta abierta, todo en medio del paisaje y la tranquilidad que siempre se ha respirado en el hotel. Cuando el conde Rudi asumió la subgerencia del hotel en la época dorada de Marbella aseguraba que se daban "al menos tres fiestas cada semana: una búsqueda del tesoro, fiesta de disfraces en la playa… Siempre había algún evento" . Para los niños de hoy en día, se les organizan todo tipo de actividades con los que disfrutar y también aprender.