48 horas en Bolonia, la dotta, la rossa y la grassa
Dijo el poeta que “las ciudades son libros que se leen con los pies”; y a diferencia de Roma, Florencia ¡o Venecia!... Bolonia es de esas ciudades italianas donde el arte de pasear es cómodo. La capital de la Emilia-Romaña ‘se lee’ con tranquilidad, convirtiéndose en la meta de muchos viajeros de élite… amantes de la cultura, el arte y la gastronomía.
Soportales de la Via Castiglione / Foto: Pedro Grifol.
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Fuente de Neptuno / Foto: Pedro Grifol.
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Café Vittorio Emanuele, en la piazza Maggiore / Foto: Pedro Grifol.
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Teatro Anatomico, que se encuentra dentro de la Biblioteca dell’Archiginnasio / Foto: Pedro Grifol.
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Quesos de Emilia Romaña / Foto: Pedro Grifol.
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El chef Alessandro Spinsi / Foto: Pedro Grifol.
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Ubicada en los bajos del Palacio Bentivoglio está la Cantina Bentivoglio, convertida en un chill-out con música en vivo / Foto: Pedro Grifol.
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Museo de la Comunicación, Bolonia / Foto: Pedro Grifol.
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Las Dos Torres, irregulares e inclinadas, de Bolonia: la intacta Asinelli, a la que se puede subir siempre que no sufra vértigo, y la truncada Garisenda, símbolo, ambas, de la ciudad roja / Foto: Pedro Grifol.