La Albufera y, a sus orillas, la aldea del Palmar, la magnífica atalaya de Ares del Maestre, el conjunto histórico de Vilafamés, El Castell de Guadalest, el palmeral del Huerto del Cura de Elche… Y así hasta dieciocho. Una colección de rincones entre el mar y la montaña que te resultarán sorprendentes.
ALTEA
Desde la punta del Mascarat y enclavada en una bahía, esta localidad alicantina se hace hueco entre el mar y la montaña para ofrecer una imagen casi simbólica de la Costa Blanca. Con la cúpula azul y blanca de su iglesia parroquial, el municipio se extiende por un tosal que acaba en el mismo Mediterráneo. Pequeñas y hermosas calas y playas se suceden por un litoral plagado del mismo encanto blanco que guarda su casco urbano.
Más información: Portal turístico de la Comunitat Valenciana.