Los Mallos de Riglos, el Cañón de Añisclo, Monte Perdido, el Parrizal de Beceite, la sierra del Moncayo… Y así hasta diez espacios naturales protegidos pensados para tus próximas escapadas senderistas.
VALLE DE ORDESA
Ordesa ostenta el honor de ser el segundo parque más antiguo de España, además de Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Engloba uno de los ecosistemas más singulares de la cordillera pirenaica, formado por la erosión de los glaciares sobre el valle del río Arazas. En su interior pueden verse picos de más de 3.000 metros –entre los que sobresale el Monte Perdido–, restos de glaciares, espesos bosques de hayas, además del macizo calcáreo más alto de Europa, donde la acción del agua durante millones de años ha formado un paisaje monumental que se diversifica en sus valles: Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta. El primero es el que atesora mayor fama por las espectaculares cascadas que surgen entre hoces y paredones. Entre sus imprescindibles: las cascadas del Estrecho, la Cueva, las Gradas de Soaso y, sobre todo, la Cola de Caballo. También el centro de visitantes El Parador, el pueblo de Torla –por su hermoso emplazamiento– el Monte Perdido, el cañón de Añisclo y las gargantas de Escuaín.