Tras conocer los iconos más respetados de la capital bávara, con Marienplatz como centro de su compacto casco histórico y presidida por los casi cien metros de fachada de su Ayuntamiento, hay que seguir explorando sus alrededores, donde surgen palacios de cuento de hadas, decenas de lagos a cuyas orillas toman asiento pueblos con mucho sabor o el único parque nacional alpino de Alemania.