En la esquinita en la que Alemania hace frontera con Suiza y Francia y en el estado de Baden-Württemberg, la Alta Selva Negra es un territorio de bosques y clima saludable que no tiene tanto ni de selva, al menos la que uno se imagina, porque es un entorno suave y accesible que se disfruta circulando por carreteras secundarias sin esfuerzo; ni de negra, o más bien poco, por mucho que les pareciera a los romanos cuando penetraron en sus sombríos bosques y salieran huyendo de ellos temerosos y despavoridos.