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Londres y Edimburgo, por supuesto, pero también los Cotswolds, la Calzada del Gigante, Stonehenge, el Parque Nacional de Snowdonia… Destinos imprescindibles que hay que visitar y luego recomendar.

 

LOS COSTWOLDS 
A solo dos horas del bullicio de Londres, esta región rural que se extiende desde la ciudad de Bath a Stratford-upon-Avon se ha convertido en una de los refugios preferidos de los famosos por su bucólico y relajado paisaje de colinas verdes donde pastan ovejas melenudas y sus preciosos pueblecitos con casas de piedra de color miel. Castle Combe, Cheltenham, Broadway, Bilbury, Bourton-on-the-water, Gloucester son algunos de los lugares donde sobrevive la esencia más tradicional de Inglaterra.

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DURDLE DOOR
Al suroeste de Inglaterra y sobre el famoso Canal de la Mancha, el estado de Dorset es conocido por su Costa Jurásica, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La imagen más famosa de esta costa es el espectacular arco rocoso erosionado llamado Durdle Door con un pie en la tierra y otro en el mar. Detrás de los acantilados sale una playa a la que muchos acuden en busca de rayos de sol.

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EDIMBURGO
Siete colinas y un castillo marcan la insólita escenografía urbana de Edimburgo, además de innumerables torres y una sobria arquitectura de piedra entre parques y jardines de un intenso color verde. El castillo es uno de los grandes símbolos de la ciudad, una enorme ciudadela fortificada repleta de museos y atracciones y unida al Palacio de Holyrood a través de la Royal Mile, la columna vertebral de la ciudad antigua.

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ISLA DE SKYE
Un larguísimo puente arqueado une la isla más famosa de las Hébridas –además de la segunda más grande de Escocia– con tierra firme. Una vez cruzado, Skye sorprende por sus variados y llamativos paisajes, su costa dentellada, sus salvajes valles, sus colinas y ser uno de los lugares de Escocia en los que se transmite la cultura y el idioma gaélicos. Portree ejerce como capital de la isla.

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LAKE DISTRICT
Perderse entre sus pintorescas aldeas repletas de cottages y pubs de madera con auténtico sabor inglés, lanzarse a la aventura de los deportes náuticos o empaparse de belleza natural a base de agua y montañas brumosas. Son algunas de las experiencias más bucólicas que proporciona Lake District, un bello enclave en el condado de Cumbria, al norte de Inglaterra, dibujado por suaves colinas, lagos plagados de nenúfares, bosques de tilos y secuoyas, senderos y carriles bici que conforman el mayor parque nacional del Reino Unido.

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LONDRES
La capital británica es una ciudad llena de vitalidad y en constante cambio que se ve por primera vez en 48 horas, pero a la que hay que volver una y mil veces, porque es tan dinámica que siempre hay cosas por hacer, por descubrir. Gusta a los modernos porque marca tendencia y a los anclados en la tradición, para estos están sus imprescindibles: el Palacio y la Abadía de Westminster, la Torre de Londres, la National Gallery, el Museo Británico, Buckingham Palace, las Casas del Parlamento. Y todo ello con el colorido que le aporta su multiculturalidad. Para el ocio, para el shopping, para la cultura… ya lo dijo Samuel Johnson: "Cuando un hombre está cansado de Londres está cansado de la vida".

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SNOWDONIA
Gales es un pequeño país de apenas 3 millones de habitantes y casi igual número de ovejas, pero casi todo el norte lo ocupa el Parque Nacional de Snowdonia, un paisaje de suaves colinas alomadas, sin rastro de vegetación en las cumbres, pero cuajadas de bosques de hayas, de robles, de castaños, de avellanos o de abetos en el fondo de los valles. Un territorio perfecto para el senderismo, pero también para pedalear por sendas de ensueño, caminar por antiguos valles glaciares, recorrer paisajes de vértigo en un tren de vapor o volar a más de 130 kilómetros por hora en la tirolina más larga y rápida de Europa. Aquí se encuentra Snowdon, la montaña más alta de Inglaterra y Gales, con sus 1.085 m, y Llyn Tegid, el mayor lago natural.

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STONEHENGE
Para quienes les gusten los enigmas, el yacimiento prehistórico más famoso de Europa pervive envuelto en misterio. De su famosa estructura megalítica, ese círculo pétreo que se alza, solitario, sobre una verde llanura no se sabe ni la función que cumplió ni quién lo levantó (su construcción se ha atribuido a romanos, sajones, daneses, el mago Merlín, los druidas y las primeras comunidades agrícolas de Gran Bretaña). Sí se cree que comenzó a ser construido hace unos cinco mil años y que se desarrolló a lo largo de unas ochenta generaciones. Situado en la planicie de Salisbury, en el condado de Wiltshire, Stonehenge es una reliquia de la Edad del Piedra que merece la pena conocer, especialmente con la caída del sol, cuando se vuelve más melancólico si cabe.

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LA CALZADA DEL GIGANTE
En el condado de Antrim se descubre este conjunto de 40.000 columnas de basalto de peculiares formas geométricas y algunas de más de 160 metros de altura creadas por la actividad volcánica hace 60 millones de años que son toda una lección de geología. Para añadir más misterio a un paisaje que deja sin palabras, tiene tras de sí una leyenda, la que cuenta que fue un gigante guerrero el que la construyó para cruzar hasta Escocia y luchar contra sus enemigos. Un centro de interpretación, situado a tres kilómetros de Bushmills, relata todo sobre este legendario lugar declarado Patrimonio de la Humanidad.

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EL LAGO NESS Y EL CASTILLO DE URQUHART
Muy cerca de Inverness, la capital de las Highlands, y a solo tres kilómetros del pueblo de Drumnadrochit, están las ruinas de Urquhart Castle, un fortín del siglo XVI a cuyos pies están las aguas que cobijan la criatura fantástica más famosa del país: Nessie, el cariñoso nombre con el que se conoce al escurridizo monstruo del lago Ness. Otear su espinazo surcando las oscuras aguas del loch es el sueño de muchos.

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