BATH (a 171 km / 90’ en tren)
En el extremo opuesto a la locura anterior, esta ciudad del suroeste se presenta elegante, señorial, exquisita, con una coqueta arquitectura georgiana, maravillosamente conservada, por la que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Bath evoca el ambiente refinado de las novelas de Jane Austen, su hija predilecta. Con sus mansiones palladianas, con su piedra de color miel y con el fotogénico puente sobre el río Avon, animado siempre por músicos callejeros, destila un halo romántico, un encanto de postal. Nada extraña que sea una de las ciudades más visitadas de Gran Bretaña. La Abadía, el Theatre Royal y la plétora de museos que jalonan la ciudad proporcionan entretenimiento cultural. Pero no hay que perderse The Royal Crescent y The Circus, las joyas de la corona. Ni tampoco el complejo de termas del tiempo de los romanos, con su balneario, en pleno corazón de la ciudad.