GANTE (35’ en coche, 35' en tren)
Gante es una ciudad para ser recorrida en bici porque todo queda a mano. Así es como se disfruta la ciudad en la que nació Carlos I. Hoy no queda rastro del castillo donde el emperador vino al mundo, pero sí del Gravensteen o Castillo de los Condes de Flandes, una impresionante fortaleza levantada en el siglo XIII en pleno centro de la ciudad, rodeada por un foso, por la que hay que pasar una y otra vez. Lo mismo que por el puente de San Miguel, que regala la mejor postal de Gante, en la que sobresalen varias torres, una de ellas la de la catedral de San Bavón, donde admirar el Cordero Místico de los hermanos Van Eyck, una auténtica obra maestra de la pintura flamenca. Después se impone subir a la torre del campanario (Belfort) para disfrutar de las vistas, todo un símbolo del poder civil de Gante que está declarado Patrimonio de la Humanidad. Y pasar un buen rato en los muelles Graslei y Korenlei, ya sea para hacer un crucero fluvial y empaparse del alma portuaria de la ciudad como para disfrutar del ambiente, especialmente el que se concentra en Korenmarkt, la plaza con mayúsculas de Gante, donde se impone el terraceo y, por supuesto, una cerveza local. Foto: Turismo de Flandes.