Porque parece desafiar a la gravedad desde lo alto de un acantilado rocoso, por la fama de sus santuarios, por sus casas de colores y tiendecitas delicatessen, por sus panorámicas y también por la naturaleza que lo envuelve. Está claro, este encantador enclave merece una escapada.
Panorámica de Rocamadour sobre el cañón del Alzou.
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Portal en las murallas de Rocamadour.
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La subida a la Gran Escalera supone 216 peldaños a pie, toda una penitencia para los peregrinos que acercan a este hito del Camino de Santiago francés.
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Museo de Arte Sacro de Rocamadour.
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Rocamadour, puerta de Vigier.
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Entrada a los recintos del santuario de Rocamadour.