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Pueblos muy 'bonicos' de Navarra para uno o muchos viajes

Puente la Reina, Olite, Ochagavía y un puñado más de localidades llenas de atractivos que resultan perfectas para una escapada.


9 de enero de 2024 - 9:13 CET
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GALLIPIENZO

A medio camino entre el Pirineo y la Ribera, la comarca de Sangüesa se divisa de un solo vistazo desde esta villa medieval no tan conocida aupada en lo alto de un cerro que domina el valle del río Aragón. De fondo, las cumbres pirenaicas cubiertas de nieve la mayor parte del año. Estando donde está no extraña que fuera un antiguo puesto de defensa del viejo Reino de Navarra. Un paseo por sus calles medievales descubre el puente romano, reconstruido en la Edad Media, las iglesias de San Salvador y San Pedro, la plaza del Matadero y esos pasillos tan característicos que separaban las casas nobles.

 

No te pierdas:

  • La cripta de Santa Margarita en la iglesia de San Salvador, una joya románica.
  • Dar un paseo o apuntarte al nordic walking por la Reserva Natural de la Kaparreta, mientras observas aves de roquedo, buitres leonados, alimoches, halcones peregrinos…
  • Alojarte en el hotel rural Heredad Beragu, un alojamiento boutique con excelentes vistas
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LEKUNBERRI

El mejor pueblo del mundo. Esa fue la distinción con la que la OMT distinguió a este bonito pueblo a 25 kilómetros de Pamplona y lo hizo por su preservación de la cultura y las tradiciones locales y su protección de la biodiversidad. En su casco antiguo llaman la atención sus bellas casonas, que cuentan que este fue un lugar importante por su situación fronteriza y aduanera. De la antigua estación parte la Vía Verde del Plazaola, por la que pedalear siguiendo el recorrido de un antiguo tren a vapor de vía estrecha.

 

No te pierdas:

  • La calle Aralar, en la que se levantan muchas de las casonas nobles de la villa.
  • Asomarte al mirador de la Peña y luego al de Azpíroz.
  • Cruzar el puente sobre el río Larraun.
  • Pasar una noche en el hotel Ayestarán, en el que se han alojado huéspedes tan ilustres como Fabiola de Bélgica y Orson Welles.
Navarra Ochagavia

OCHAGAVÍA

Enclavado en el valle de Salazar, Ochagavía es la postal del Pirineo navarro con sus calles empedradas, sus tejados empinados y el río que la cruza salvado por un viejo puente medieval. En las fachadas de sus grandes casonas de estilo pirenaico construidas con piedra de sillería abundan los escudos nobiliarios, mientras la iglesia sobresale por su robusta y elegante torre, todo ello envuelto en un paisaje de altas cumbres y profundos bosques.

 

No te pierdas:

  • El santuario de Nuestra Señora de Muskilda
  • Cruzar el puente medieval sobre el río Anduña
  • Hacer alguna ruta de senderismo por el valle de Salazar

Una ruta de vértigo y pura naturaleza para una escapada a Navarra

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OLITE

Una ciudad dentro de una ciudad, así es Olite, y tiene un castillo-palacio de cuento que llegó a ser uno de los más lujosos de Europa de su pasado como residencia real. También un montón de casonas blasonadas. De su época medieval, el recinto amurallado y, sobre todo, la iglesia de Santa María la Real. Y de la ciudad del siglo XXI, su industria vinícola de la que da fe el Museo de la Viña y el Vino de Navarra, ubicado en un antiguo palacio en la plaza de Teobaldos. 

 

No te pierdas:

  • Hacer un alto en alguna terraza de la plaza de Carlos III para tomar un vino y disfrutar del ambiente.
  • Admirar la bellísima fachada gótica de la iglesia de Santa María adosada al castillo.
  • Comprobar las excelencias de la huerta navarra en el restaurante del Parador.
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AMAIUR

Un peculiar arco de entrada recibe a los que llegan a este pintoresco pueblo del valle del Baztán que cautiva por su paisaje, su tranquilidad y una especialidad gastronómica conocida como el talo, esas tortas de maíz que se rellenan con queso, chistorra, tocino e incluso chocolate. A solo 12 de Francia, Amaiur se concentra básicamente en una calle, donde se alinean todos sus caserones y palacios y que va a parar a la falda del monte Gaztelu, donde arranca un camino que lleva hasta los restos del castillo de Maya. Su fuente de peregrinos y su molino también acaparan la atención. 

 

No te pierdas:

  • Hacer un taller de talos combinada con una visita al molino.
  • Recorrer los otros pueblos del valle de Baztán.
  • Admirar las panorámicas desde el castillo.
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BURGUI

Puerta de entrada al valle del Roncal por el sur, el caserío de Burgui es hoy un lugar tranquilo agrupado en la margen derecha del río Esca en cuyas calles empedradas se levantan casonas de teja curva y tejados apuntados con salientes aleros. Pero a Burgui lo que todo el mundo llega buscando es su pequeña presa por donde descendían las almadías, su símbolo de identidad, que recuerda que el aprovechamiento maderero ha sido la principal dedicación de sus habitantes. Forma parte de la senda de los oficios, un cómodo recorrido circular de 4 kilómetros donde conocer diversos elementos que forman parte de la vida de antaño: horno de pan, una carbonera, una nevera medieval… En su término se encuentran importantes enclaves naturales como las balsas de Sasi o la foz de Burgui, en cuyos acantilados anida una de las mayores colonias de buitres de Europa, junto con numerosas aves.

 

No te pierdas:

  • Su fiesta de la Almadía, en el mes de abril.
  • Entrar en la iglesia de San Pedro para ver el viejo órgano del monasterio de Leyre.
  • Recorrer los dos senderos interpretativos señalizados que conducen a la foz de Burgui y al abetal de Basari.
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ARTAJONA

El recinto amurallado mejor conservado de Navarra es el de Artajona, que se alza sobre una colina impresionante. Y sin embargo, Artajona no es una gran ciudad, sino una villa de apenas 1700 almas. Paseando entre sus murallas adaptadas al cerro y con nueve torres prismáticas y acanaladas no hay que esforzarse mucho para imaginar el lugar habitado por reyes, nobles, clérigos, juglares o mercaderes. La película Robin y Marian, protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn se rodó en este histórico escenario.

 

No te pierdas:

  • Seguir el paseo de ronda que recorre la muralla, con 770 metros de perímetro.
  • La iglesia-fortaleza de San Saturnino.
  • Acercarte a los dólmenes de Artajona, a 4 kilómetros del pueblo y ejemplo de la cultura megalítica en Navarra.
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PUENTE LA REINA

A 24 kilómetros de Pamplona, Puente la Reina tiene el encanto de una villa medieval, pero no una cualquiera, porque en ella se funden las dos vías principales del itinerario jacobeo. Este pueblo típico del Camino creció al amparo de la sirga peregrina, como delata su calle Mayor, alargada y rectilínea, concebida para acompañar al caminante desde que entraba por él hasta que abandonaba el pueblo por el puente románico de piedra que salva el río Arga. El continuo trasiego de peregrinos, las conchas y báculos forman parte de su paisaje urbano, que encierra joyas arquitectónicas como los templos del Crucifijo, Santiago y San Pedro.

 

No te pierdas:

  • La muralla medieval con torreones que rodea el casco histórico.
  • Admirar el Palacio del Patrimonial en la calle Mayor, de estilo italiano.
  • Degusta alubias pochas y verduras de la ribera, acompañadas de los vinos del Señorío de Sarría o del clarete de la DO Valdizarbe.

Descubriendo en Navarra la esencia del románico

Orreaga Roncesvalles_Navarra© @Helio Digital

RONCESVALLES

La mayoría de los peregrinos que siguen el Camino Francés eligen Roncesvalles para iniciar su larga marcha, casi 500 kilómetros, hasta Santiago de Compostela. Y así es desde 1132, cuando fue fundado para atender a los peregrinos que llegaban exhaustos y hambrientos tras la dura etapa pirenaica. Hoy, en este pequeño pueblo pirenaico solo residen una treintena de vecinos pero cuenta con un importante patrimonio monumental, entre el que se incluyen, además del Hospital de Peregrinos, la Real Colegiata de Nuestra Señora –uno de los primeros edificios con elementos puramente góticos construidos en España–, la iglesia románica de Santiago o de los Peregrinos y la capilla de Sancti Spiritus, conocida como Silo de Carlomagno. 

 

No te pierdas:

  • La biblioteca y el museo de Roncesvalles, en un edificio junto a la Casa Prioral. 
  • Hacer una parada en el albergue de peregrinos Itzandegia.
  • Hacer una excursión a Espinal y Burguete
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ESTELLA

Parada importante en el Camino de Santiago a su paso por Navarra, por cuyo puente Picado, que salva las aguas del río Ega, atraviesan los peregrinos en dirección a la tumba de Santiago. Pero Estella también conserva un casco antiguo perfectamente conservado alrededor de la calle San Nicolás, la de las tiendas, que tiene entre sus imprescindibles el Palacio de los Reyes de Navarra, la calle de Curtidores, la plaza de Santiago, la iglesia del Santo Sepulcro, las románicas de San Miguel in Excelsis y San Pedro de la Rúa (en la imagen) y bellos palacetes y casonas, como el palacio del Gobernador.

 

No te pierdas:

  • Hacer una visita guiada para conocer las historias y tesoros de Estella.
  • Entrar en el Museo Gustavo de Maeztu, ubicado en el Palacio de los Reyes de Navarra.
  • Adentrarte en los caminos del cercano Parque Natural Urbasa-Andía.
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ELIZONDO

A la capital del valle del Baztán, hay que llegar buscando la plaza de los Fueros, presidida por el noble edificio del ayuntamiento. Después el paseo por sus ordenadas calles, que sirvieron de escenario para la trilogía de Dolores Redondo, debe llevar a admirar también las casas señoriales y palacios de su zona antigua, que dan idea de su pujanza en siglos pasados y se articulan en torno a dos calles paralelas –la de Santiago y la de Jaime Urrutia– y el río Baztán, en cuyas aguas se ven reflejadas sus fachadas.

 

No te pierdas:

  • El palacio barroco de Arizkunenea, el palacio de Datue y la casa del virrey.
  • Hacer la ruta de la Trilogía del Baztán.
  • Ver en una esquina del ayuntamiento, la botillo de piedra utilizado en el juego de laxoa, modalidad antigua de la pelota vasca.
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BERA 

En el valle del río Bidasoa y a dos pasos de Francia, la última localidad de la comarca de las Cinco Villas es un pueblo elegante inmerso en un paisaje de un intenso color verde salpicado de caseríos y bosques. La calle Legia une los dos ejes en los que se organiza su casco urbano: la iglesia de San Esteban, que en su origen fue una casa-torre gótica, y el pintoresco barrio de Alzate. Un recorrido por sus calles descubre una bonita colección de casas solariegas, entre las que destaca el caserío Itzea, de la familia de los Baroja, y el edificio barroco del ayuntamiento.

 

No te pierdas:

  • Las pinturas policromadas creadas por Julio Caro Baroja en la fachada del ayuntamiento.
  • Contemplar en el jardín del Museo Etnográfico el menhir de Soalar, una gran piedra de más de 3000 kilos de peso y 4,5 metros de altura.
  • Probar el típico urrakin egina, un delicioso chocolate con avellanas.

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