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ALCALÁ DEL JÚCAR
Extendido por la ladera de un cañón, formado por la erosión del río que ha modelado el paisaje, este pueblo albaceteño es uno de los más pintorescos y conservados de Castilla-La Mancha. Sus calles son cuestas empinadas y estrechas invitan al paseo sosegado, mientras sus casas se amontonan, excavadas en la roca o en equilibrio, y el castillo almohade despunta sobre una muela formada por la hoz del río Júcar.

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LAGUNAS DE RUIDERA Y LAS TABLAS DAIMIEL
Estos dos parques naturales son los dos grandes humedales de la región. El primero es el más extenso, se extiende entre las provincias de Albacete y Ciudad Real y lo forman un conjunto de cascadas y torrentes que resguardan una vegetación típica de la meseta, compuesta por encinas, espinos y coscojares. Las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, se ganó hace ahora cuarenta años su declaración como Parque Nacional y, años después, la de Reserva de la Biosfera. Un ecosistema único en la meseta que se disfruta siguiendo algunos de los tres itinerarios señalizados que lo recorren, caminando por las pasarelas de madera sobre el agua, deteniéndose en sus observatorios de aves o llegando a zonas restringidas a bordo de vehículos todoterreno.

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CALARES DEL RÍO MUNDO Y DE LA SIMA
Varias veces al año, entre la sierra de Alcaraz y la sierra del Segura, se produce un fenómeno bello y violento que atrae a curiosos y amantes de la naturaleza. Es el “reventón” del río Mundo en su nacimiento, una brusca explosión de agua que cae libremente en forma de cascada un centenar de metros. Se enclava en Parque Natural de los Calares del río Mundo y de la Sima, en la provincia de Albacete, y es todo un espectáculo de agua y piedra caliza. Pero conviene no conformarse con la visita obligada a la cascada, ya que el evocador paisaje kárstico del parque natural ofrece muchas más posibilidades, que se pueden explorar solos o en compañía de alguna de las empresas especializadas en senderismo por la zona.

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CASTILLO DE BELMONTE
En un cerro con vistas de águila sobre la población, y unido a ella mediante una larga muralla, está el castillo de Belmonte, que el marqués de Villena se hizo a capricho, con unos interiores palaciegos decorados con espléndidos artesonados mudéjares. Es un castillo impresionante y además muy animado desde siempre: ha sido escenario de ínclitas películas como El Cid, protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren, y ahora también de combates medievales y hogar de juglares, bufones y trovadores que recrean episodios históricos.

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CONSUEGRA
Un castillo y un puñado de molinos en un cerro donde es fácil imaginar la hazaña más sonada del héroe cervantino dibujan la silueta de esta localidad típicamente manchega que tiene otro de sus rincones imprescindibles en su plaza mayor, con sus corredores, balconadas y soportales tradicionales. De ella parten un conjunto de calles de trazado medieval con antiguas casonas rematadas con escudos nobiliarios y rejerías además de iglesias como la del Santísimo Cristo de la Vera Cruz. Un lugar también para disfrutar de la gastronomía manchega como Dios manda.

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CABAÑEROS
Por sus extensas llanuras de matorrales, sus acacias solitarias recortando el horizonte y por sus atardeceres de fuego, al Parque Nacional de Cabañeros se le atribuye cierta semejanza con el más significativo de los paisajes de África, esa enigmática sabana cuajada de animales salvajes. Es por ello por lo que se le conoce como el Serengeti manchego, un lugar donde solo la naturaleza dicta el ritmo de la vida. Incluido en los Montes de Toledo y a caballo entre las provincias de Toledo y Ciudad Real, atesora uno de los bosques mediterráneos más valiosos de la península y es uno de los mejores lugares para asistir al espectáculo de la berrea en otoño.

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PUEBLOS NEGROS
Campillejo, El Espinar, Campillo de Ranas y Robleluengo. A los mismo pies del Ocejón, Majaelrayo, uno de los que tienen mayor encanto, y, en la ladera oeste, otros de gran belleza como Almiruete, Palancares y Valverde de los Arroyos. Son los pueblos que forman parte de la Ruta de la Arquitectura Negra, que recorre el noroeste de la la provincia de Guadalajara, un singular itinerario que une pequeñas localidades cuyas viviendas se han construido con lajas de pizarra y piedra oscura formando un conjunto etnográfico único.

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TOLEDO
Vista desde los cigarrales, Toledo es una fantasía arquitectónica, fruto de la mezcla de la cultura cristiana, árabe y judía, que se levanta sobre la gran escarpadura que forma una amplia curva del río Tajo. Ya de cerca, paseando por sus calles estrechas y silenciosas cargadas de leyendas se van descubriendo sus joyas: la catedral, las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca, el monasterio de San Juan de los Reyes, el Alcázar y todos aquellos lugares donde se guardan las obras más famosas de un pintor universal, El Greco, en la ciudad que más le sedujo.

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ALMAGRO
Almagro es una de las ciudad más monumentales e históricas de la provincia de Ciudad Real. Pero es, sobre todo, la capital del teatro clásico. Los versos de Lope de Vega, Tirso de Molina, Shakespeare o Calderón de la Barca resuenan desde muy antiguo en su Corral de Comedias del siglo XVI, referente cultural de la localidad y escenario cada verano de los más importantes espectáculos del Festival Internacional de Teatro Clásico. Cualquier itinerario por la ciudad tienen como centro la Plaza Mayor, de arquitectura típicamente manchega. Las calles adyacentes están pobladas de palacetes y casonas blasonadas que banqueros y nobles fueron habitando en diferentes épocas. A ellos se suman iglesias y conventos que embellecen el casco viejo, muchos de ellos convertidos también en puntuales escenarios teatrales.

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CUENCA
Situada sobre un espolón rocoso limitado por las hoces del Huécar y el Júcar, la ciudad antigua de Cuenca despliega sus calles en cuesta a partir de la Plaza Mayor. En su entramado medieval salen al paso iglesias, conventos, palacios y museos que forman un conjunto monumental, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el que destacan por su original emplazamiento las Casas Colgadas, esos edificios medievales cimentados en la roca y proyectados hacia el abismo, ahora sede del Museo de Arte Abstracto Español. Si sus calles son un hervidero de arte y cultura cuajado de atractivos rincones, los paseos que asoman a las hoces proporcionan magníficas vistas. No muy lejos, pero ya en plena Serranía de Cuenca, se encuentra la Ciudad Encantada, un lugar considerado mágico por su paisaje kárstico moldeado a capricho de la naturaleza.

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