Las obras están construidas con materiales de pH neutro respetuosos con el medio ambiente, y diseñadas para adaptarse a la vida marina endémica. Por sus dimensiones, se trata de un proyecto de gran envergadura que ha supuesto un arduo proceso tanto artístico como técnico y que comenzó hace más de dos años, cuando se instalaron las primeras esculturas. Desde entonces este gran arrecife artificial ya ha visto un incremento considerable en los índices de generación y abundancia de especies, frecuentados ya por tiburones ángel, bancos de barracudas y sardinas, pulpos, esponjas marinas y la ocasional raya mariposa.
Lanzarote, un paraíso natural en siete porciones