MONASTERIO DE OSEIRA (OURENSE)
El Escorial gallego llaman a este cenobio escondido entre las sierras gallegas, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Ourense, y viendo su monumentalidad se entiende. Lo fundaron en el siglo XII los monjes benedictinos y poco después pasaría a la orden del Císter. Su gran joya es la iglesia, de época medieval y, junto a ella, la capilla de los Forasteros, que mantienen la estructura románica. Admirables son también sus claustros barrocos y renacentistas, la escalera de honor, sus obras artísticas... Su hospedería es un espacio abierto para aquellos que buscan unos días de retiro espiritual y compartir con los monjes los oficios litúrgicos (mosteirodeoseira.org).
MONASTERIO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL (MADRID)
Dos palacios, una gran basílica con 15 claustros, 16 patios y 300 habitaciones y un monasterio conforman esta gran obra monumental, para algunos la octava maravilla del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su visita es la mejor manera de recorrer la historia de España. Contiene infinitos tesoros, desde las Cantigas de Alfonso X a frescos de Lucas Jordan o el patio de los Reyes. La basílica, con una impresionante altura de 92 metros, es el lugar de sepultura de los reyes de España y el monasterio está regentado por frailes de la Orden de San Agustín (patrimonionacional.es).
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MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LA RÁBIDA (HUELVA)
Un hecho clave en la historia marcó para siempre a este convento franciscano de Palos de la Frontera situado sobre el estuario donde confluyen los ríos Tinto y Odiel, y no es otro que el Descubrimiento de América, pues aquí se hospedó Cristóbal Colón antes de partir al Nuevo Mundo. Fueron los propios monjes quienes prestaron su ayuda al navegante para convencer a la reina Isabel de su proyecto. En él destacan el claustro mudéjar y la imagen de Santa María de la Rábida Nuestra Señora de los Milagros, a la que se dice Colón rezó en numerosas ocasiones (monasteriodelarabida.com).
MONASTERIO DE SILOS (BURGOS)
El claustro románico ha sido desde siempre el centro de la vida monacal de Silos. Es el lugar para pasear, descansar y la contemplación de los monjes benedictinos y en torno a él están el resto de sus dependencias. Pero es que, además, está considerada una de las obras maestras del románico español, cuyos 64 capiteles son todo un muestrario figurativo. Junto con el claustro, la visita descubre la botica y el museo. Siete veces al día, la comunidad se reúne en la iglesia para rezar sus oficios litúrgicos, a las que se puede asistir para oír sus cantos gregorianos. Cuenta con una hospedería para hombres (abadiadesilos.es).
MONASTERIO DE SANTO TORIBIO DE LIÉBANA (CANTABRIA)
Después de concluir las celebraciones del Año Jubilar Lebaniego, el silencio ha vuelto a este monasterio de la comarca de la Liébana, a tres kilómetros del pueblo de Potes, reconocido por ser uno de los lugares santos del cristianismo, pues alberga el fragmento más grande de la que dicen fue la cruz de Jesucristo. Además de esta reliquia, cabe pararse a disfrutar de su iglesia gótica, su capilla barroca, su claustro y una serie de ermitas dispersas por el lugar que enmarcan un entorno lleno de espiritualidad (santotoribiodeliebana.es).
REAL MONASTERIO DE GUADALUPE (CÁCERES)
Guadalupe es uno de los pueblos más bonitos de España y gran parte de su encanto se lo debe a este monasterio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en torno al cual fue creciendo. La que es una de las mayores construcciones religiosas de Europa destaca por su gran riqueza arquitectónica y lo evidencian el claustro mudéjar, la iglesia gótica, sus impresionantes murallas y torres, la talla de la patrona de Extremadura y la colección de cuadros de Zurbarán que acoge en su interior (monasterioguadalupe.com).
MONASTERIO DE MONTSERRAT (BARCELONA)
Muchos llegan a los riscos de la montaña de Montserrat para hacer alguna de las numerosas excursiones que discurren por sus macizos de granito, pero los más espirituales para rezar a la Moreneta, la patrona de Cataluña, en su monasterio benedictino, fundado en el siglo XI aprovechando la estructura de una antigua ermita. Entre sus tesoros destaca el claustro del monasterio, obra de Puig i Cadafalch, la escolanía de niños cantores, una de las más antiguas de Europa y el Museo Montserrat, con pinturas de Dalí y Picasso (montserratvisita.com).
MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE LEYRE (NAVARRA)
Cuna espiritual del antiguo reino de Navarra y panteón de sus primeros reyes, en Leyre confluyen un bellísimo entorno natural, una historia milenaria, un primitivo arte románico y una vida monástica que, desde hace siglos, sigue latiendo al ritmo de ora et labora, según lo estableció San Benito. Cuando se visita se admira su bóveda gótica conocida como Porta Speciosa, su cripta del siglo XI y su pórtico románico. Entre las paredes de este impresionante conjunto arquitectónico se pueden escuchar los cantos gregorianos de la veintena de monjes benedictinos que lo habitan y se puede descansar en su hospedería anexa, reservada solo para varones (monasteriodeleyre.com).
MONASTERIO DE SAN JUAN DE POIO (PONTEVEDRA)
Nada más salir de Pontevedra en dirección a Combarro se descubre uno de los monasterios más impresionantes de Pontevedra. Destaca por su claustro del cruceiro, con un impresionante mosaico del Camino de Santiago de 200 m2 de longitud, su museo de mosaicos, una escuela de canteros y el hórreo más grande de toda Galicia. Además de ser sede de los cursos de la universidad de verano, el convento acoge una hospedería monástica (monasteriodepoio.es).
MONASTERIO DE POBLET (TARRAGONA)
Del monasterio francés de Fontfroide, en Languedoc, llegaron hacia 1150 los primeros monjes que habitaron este cenobio y, en lo esencial, nada ha cambiado en sus reglas desde entonces. Lo que sí lo ha hecho es el monumento, que los siglos han ido engrandeciendo hasta crear una joya arquitectónica que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El que forma parte de la Ruta del Císter, junto con los de Santes Creus y Vallbona de les Monges, es un panteón real donde descansan los restos de los reyes de la Corona de Aragón. La visita recorre la parte monumental, el museo y el centro de interpretación, donde se muestra un audiovisual. Acoge en su interior una hospedería, aunque, eso sí, solo pueden alojarse hombres, que además podrán asistir con los monjes a los oficios litúrgicos, comer en el refectorio y conocer otros espacios privados (poblet.com).
MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA (HUESCA)
En medio de un verde espacio protegido del Pirineo aragonés, San Juan de la Peña deslumbra por partida doble, porque son los monasterios que lo forman, separados uno de otro. El más singular es el Viejo, de época medieval. Fue construido aprovechando un eremitorio y su claustro románico en la oquedad de la roca sirvió como primer panteón de los reyes aragoneses. También posee una iglesia mozárabe. En el monasterio Nuevo se encuentran dos centros de interpretación y una hospedería (abadiadesamos.com).
MONASTERIO DE YUSTE (CÁCERES)
Situado en un enclave natural entre arboledas y pequeños arroyos, a dos kilómetros del bonito pueblo de Cuacos de Yuste, Yuste es conocido por ser la última morada del emperador Carlos V, que decidió pasar en él sus últimos días de vida. Para acogerle se añadió a su estructura una sencilla casa palacio, cuyo dormitorio se encontraba al lado del coro de la iglesia, para que el monarca pudiera asistir a los oficios sin moverse de su habitación. Se compone de una iglesia del gótico y dos claustros, uno gótico y otro renacentista (patrimonionacional.es).
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MONASTERIOS DE SAN MILLÁN DE LA COGOLLA (LA RIOJA)
Son dos, Yuso y Suso, están rodeados de bosques y montañas e incluidos en la lista de la Unesco. El de Yuso acoge los restos de San Millán entre ricos marfiles románicos, además de una hospedería, y es una construcción majestuosa de líneas renacentistas que respira cultura, historia y arte por los cuatro costados. A 15 minutos andando se encuentra el monasterio de Suso, más antiguo y en el que se hallaron las Glosas Emilianenses, el primer documento manuscrito en castellano.
MONASTERIO DE SAN JULIÁN DE SAMOS (LUGO)
Lo que distingue a este monasterio benedictino levantado en el siglo VI en Samos es ser uno de los tres que aún están habitados por monjes en Galicia. Junto a sus diferentes estilos, que van desde el románico hasta el barroco, destacan la hospedería, la biblioteca y, sobre todo, sus dos claustros: el grande o del Padre Feijoo, uno de los mayores de España; y el pequeño, de las Nereidas, de estilo barroco.
MONASTERIO DE SANTES CREUS (TARRAGONA)
Hace mil años, los monjes cistercienses se establecieron en las fronteras del nuevo Reino de Cataluña construyendo un puñado de monasterios que bien pudieran ser escenario de El nombre de la Rosa. El de Santes Creus, en el municipio de Aiguamurcia, se enclava en un valle apacible, entre viñas y arbolado y, junto con Poblet y Vallbona de les Monges, compone el triángulo de arquitectura y espiritualidad que es la Ruta del Císter, siendo el único en el que ya no existe la vida monástica. El virtuoso claustro gótico, la iglesia con su icónico rosetón y las tumbas reales convierte el cenobio en uno de los conjuntos cistercienses más bellos de Europa (patrimoni.gencat.cat)
MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE VALLBONA DE LES MONGES (LLEIDA)
De los tres monasterios de la Ruta del Císter, de la que forman parte los de Poblet y Santes Creus, el de Vallbona de Les Monges es el único femenino. Una joya arquitectónica y un activo centro de espiritualidad, arte y cultura que desde su fundación en el siglo XII ha conservado una comunidad de monjas, que acogen en su hospedería a los que buscan pasar unos días de plegaria, reflexión y tranquilidad. La visita descubre su virtuosismo gótico, un curioso claustro de forma trapezoidal, su campanario de ocho caras y los fascinantes personajes vinculados a él, como la reina Violant de Hungría, esposa de Jaime I el Conquistador, que está enterrada en él (monestirvallbona.cat).