No hay rincón de este país en el que el perfil de un castillo no se recorte entre la niebla. Y, claro, protagonistas de asedios, escenarios de traiciones entre clanes, amores incomprendidos, no hay fortaleza que no cuente entre sus muros con un espectro como huésped o en cuyos contornos no habite un ser sobrenatural. ¿Lo mejor de ser un cazafantasma en los castillos –muchos reconvertidos en hoteles con spa y restaurantes maravillosos- de Escocia? Poder descubrir un lugar terrorificamente fascinante en pequeñas dosis.