Una visita virtual por las 15 Ciudades Patrimonio de la Humanidad

ALCALÁ DE HENARES

Ciudad universitaria por excelencia, esta ciudad madrileña vio nacer a Miguel de Cervantes, cuya casa natal, convertida hoy en museo, es ejemplo de casa castellana del siglo XVI. La plaza mayor, dedicada también a su hijo más ilustre, está unida a la de los Santos Niños –donde se levanta la catedral–, por la calle Mayor, con soportales, llena de vida e imprescindible para el tapeo.

ÁVILA

Poseedora de uno de los recintos amurallados mejor conservados del mundo, Ávila es una ciudad para el paseo con calma y el disfrute gastronómico en forma de tapeo. Una ciudad para contemplar desde el adarve de la Muralla –con 2,5 kilómetros de perímetro–, entrar en su catedral con aire de fortaleza y recorrer sus iglesias románicas –como la basílica de San Vicente–, sus palacios del siglo XVI, su monasterio de la Encarnación y seguir los pasos de Santa Teresa de Jesús, que vino a nacer aquí, por muchos de sus rincones.

SALAMANCA

El puente romano que salva el río Tormes brinda la más bella estampa de esta ciudad dinámica, cosmopolita y joven, como el espíritu de los que ocupan y ocuparon las aulas de su prestigiosa Universidad. La plaza Mayor es la más bella de las plazas porticadas españolas y el corazón de la ciudad, que tiene también entre sus imprescindibles la Catedral, el Convento de San Esteban (en la imagen), la Casa Lis y los diferentes edificios universitarios, como la Clerecía, la Casa de las Conchas, la plaza del Colegio o el patio de las Escuelas Menores. Y, por supuesto, contemplar a la caída de la tarde esta urbe de piedra dorada y apuntarse a la costumbre del tapeo.

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CÁCERES

Cáceres resume en su patrimonio la fusión de las culturas que han pasado por ella, así que lo mismo se puede encontrar un palacio renacentista junto a una fachada mudéjar que pasar bajo un arco romano para acceder a una calle medieval. La plaza de Santa María, a la que se entra a través del arco de la Estrella, alberga edificios tan importantes como la concatedral de Santa María y la torre de Bujaco, impresionante mirador de la ciudad. El conjunto de iglesias y conventos que se abren a otras plazas, como las de San Jorge y la de San Mateo, junto al palacio de las Cigüeñas, son también lugares imprescindibles de esta ciudad histórica.

CÓRDOBA

La que es una de las ciudades más antiguas de Europa, fundada a mediados del siglo II a.C., ha sido el epicentro de las culturas más importantes de la historia, algo que queda reflejado entre sus calles y edificios, como en su imponente Puente Romano, sus edificaciones cristianas como el Alcázar de los Reyes o sus recogidas juderías, todo ello al abrigo de su gran joya monumental: la Mezquita-Catedral. Pero Córdoba también son sus patios perfumados, que cada mes de mayo ponen a la ciudad en el punto de mira.

IBIZA

Hace ya un buen puñado de siglos que los fenicios encontraron en este paraíso del Mediterráneo una isla única para asentarse. Poco después los púnicos les dieron la razón, y dejaron como testimonio lugares tan importantes como la necrópolis de Puig des Molins. La hechizante Ibiza deslumbra con un recinto amurallado del siglo XVI que envuelve la ciudad antigua con la catedral y el castillo en lo alto. Pero Ibiza también brinda unas puestas de sol espectaculares, playas paradisíacas y unas barreras marinas de posidonia como atractivo natural único.

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MÉRIDA

Fundada por el Imperio Romano en el año 25 a.C., Emérita Augusta se convirtió en la capital de una de sus regiones más importantes en la península, la Lusitania. De aquella herencia romana conserva un buen número de joyas arquitectónicas, como el anfiteatro, el circo, los templos, los acueductos, el puente que salva el Guadiana –una de las grandes obras de la ingeniería romana– o el magnífico teatro, un magnifico escenario para el Festival de Teatro Clásico y otros espectáculos y conciertos.

BAEZA

El conjunto monumental de Baeza es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil renacentista de España, que queda reflejado en lugares como la plaza de Santa María y la plaza del Pópulo, enmarcada por los edificios renacentistas de las Antiguas Carnicerías y las Escribanías y por la Puerta de Jaén y el Arco de Villamar. Pero el barrio viejo de esta ciudad que ha inspirado a poetas como Antonio Machado reúne también en su barrio viejo un exquisito catálogo de iglesias, casonas y palacios señoriales. De interés es el seminario de San Felipe Neri –hoy sede de la Universidad Internacional de Andalucía– y el palacio de Jabalquinto, cuya fachada es un brillante ejemplo del gótico isabelino. Además, esta ciudad jienense está enclavada en un entorno único, entre el valle del Guadalquivir y Sierra Mágina.

SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA

Diseñada con instrumentos de navegación marítima y a cordel, el encanto de esta ciudad tinerfeña fundada a finales del siglo XV se encuentra en sus viejas casonas y palacetes de fachadas coloridas, pero también en sus edificios religiosos, como la iglesia y el convento de San Agustín, la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción o la actual iglesia-catedral, y en otros civiles como la Casa Salazar, símbolo del barroco canario, los palacios de Nava y Lercaro y el Ayuntamiento. Su Universidad fue la primera del archipiélago canario.

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SANTIAGO DE COMPOSTELA
La monumental plaza del Obradoiro que preside la catedral y enmarcan también el palacio Rajoy, el hostal de los Reyes Católicos y el colegio de San Jerónimo, es el epicentro de la capital gallega, además del punto culminante de la centenaria peregrinación a Santiago. Sus empedradas calles ­–Franco, Nova, Vilar o Preguntoiro– y plazas –la de Platerías o Quintana–, son un constante ir y venir de peregrinos, universitarios y gentes que las llenan de vida. 

TOLEDO

La ciudad de las Tres Culturas es el resultado de la convivencia armoniosa del mundo cristiano, musulmán y judío. La catedral es uno de sus imprescindibles, pero también las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca, el monasterio gótico de San Juan de los Reyes los conventos de Santo Domingo el Antiguo y Santo Domingo el Real y, por supuesto, seguir los pasos de El Greco por la ciudad que más le sedujo en lugares como el Museo del Greco, la iglesia de Santo Tomé –donde se encuentra su gran obra maestra El entierro del Conde de Orgaz o el Hospital de Tavera.

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CUENCA

Abrazada por las hoces de los ríos Huécar y Júcar, Cuenca es una simbiosis hechizante de naturaleza y cultura. El paseo por la ciudad alta, donde el tiempo parece haberse detenido, pasa por la plaza Mayor –que acoge el edificio del Ayuntamiento–, iglesias como las de San Pedro o San Felipe Neri, el convento de los Oblatos, la torre de Mangana y, sobre todo, la catedral de Nuestra Señora de Gracia, del siglo XII. Las mejores instantáneas de la ciudad las brindan las famosas Casas Colgadas –sede del Museo de Arte Abstracto Español– y el puente de San Pablo, con la hoz del Júcar a los pies.

SEGOVIA

Esa ciudad a la que todo el mundo se escapa para comer uno de los mejores cochinillos de España tiene en su famoso acueducto, símbolo romano del siglo I con más de 700 metros de longitud, y en el alcázar, una fortaleza recortada a pico sobre el tajo que forman el Eresma y el Clamores, sus mejores reclamos. La ruta por la ciudad pasa también por la bella catedral gótica, la judería, el barrio de los Caballeros, además de numerosos palacios como el de Valdeáguila o el de los Mansilla. 

TARRAGONA

La primera ciudad del Imperio Romano fundada en la Península ibérica, en el siglo III a.C. conserva de aquella época un legado tremendamente rico: desde el anfiteatro situado junto al mar a las murallas. En la Part Alta, que es como se conoce al centro histórico de Tarragona, se encuentra la catedral gótica, construida sobre el templo romano dedicado a Júpiter. Además del barrio judío, donde se ubican la mayor parte de los museos de la ciudad, callejeando se puede llegar al Pretorio, que se destinó al Foro Provincial y, alejándose un poco más, la necrópolis paleocristiana. 

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ÚBEDA
Es la ciudad hermana de Baeza y complemento ineludible a todo viaje que sigue la ruta del Renacimiento jiennense. La plaza Vázquez de Molina, conocida como plaza de Santa María, acoge monumentos de extraordinario valor, entre los que destaca la Sacra Capilla de El Salvador, la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares y el palacio de las Cadenas. También son de admirar sus residencias palaciegas de estilo italiano del siglo XVI.