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Playas, puertos pintorescos, costas vírgenes, ciudades cargadas de historia, sitios arqueológicos. De todo un poco tienen estos lugares que adornan el bellísimo Mare Nostrum. Como es uno de nuestros destinos favoritos para pasar las vacaciones, te presentamos sus mejores rincones.

KOTOR Antaño parte de la bella trilogía de la costa dálmata, junto a Splitz y Duvroknik, Kotor –presidiendo la bahía del mismo nombre– fue herida por un terremoto en 1979, pero su declaración como Patrimonio de la Humanidad favoreció la reconstrucción de esta ciudad de Montenegro y hoy es una delicia descubrirla. Pequeña y accesible, su casco antiguo es un laberinto de callejuelas umbrías y empedradas, placitas tranquilas y esbeltos edificios centenarios de cuento.

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SIDI BOU SAID Pulcra y resplandeciente, envuelta en los aromas de jazmines, pelargonios y azahar, esta joya tunecina se descuelga desde una colina enredándose en el blanco de su increíble luminosidad y de sus casas encaladas y en el azul intensísimo de la bahía, del cielo, y de las puertas que insistentemente se pintan en este color, al igual que sus ventanas de celosía. Foto: Shutterstock.

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OIA Al borde casi del acantilado, Oia, en la isla griega de Santorini, es un pueblo de postal. Uno de los más bellos del Mediterráneo entero, famoso en buen parte gracias a sus despampanantes puestas de sol sobre el mar Egeo de Oia, algo místico que atrae y embruja y que reúne cada día a esa hora mágica a multitud de admiradores.

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PIRAN Este rincón de Eslovenia conserva su espíritu mediterráneo y marinero. Y para sentirlo nada como cenar en alguna de las terrazas de sus restaurantes al borde del mar o ver cómo los atardeceres se descuelgan pausados sobre el horizonte, ese que en día claros permite ver desde aquí la costa de Italia y Croacia.

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PORTOFINO Encajonado en un pequeño entrante entre un arbolado promontorio y el mar y con sus casas dispuestas a modo de anfiteatro asomadas al puerto pesquero, Portofino presume, porque puede, de ser hoy uno de los rincones más chic de todo el Mediterráneo.

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CADAQUÉS Arte y buen gusto derrochan las callejuelas del blanco caserío de Cadaqués, donde se descubren en un paseo vestigios de su antigua muralla y la iglesia de San María despuntando sobre él, que ofrece la imagen más conocida de esta localidad gerundense.

7/10 © Cordon Press

TAORMINA Razón no le faltaba al francés Guy de Maupassant cuando describió Taormina, una auténtica joya de Sicilia encaramada a la ladera de una escarpada montaña, como “todo lo que parece hecho en la tierra para seducir a los ojos, al espíritu y a la imaginación”. Y es que bohemios, escritores, artistas o celebrities de la época dorada de Hollywood han ido dejando un rastro de pensamientos y alabanzas hacia la bella isla de Sicilia, forjando así uno de los destinos más irresistibles del Mediterráneo.

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HVAR Llamada la Capri croata y comparada con Ibiza o Saint-Tropez, a este pequeño reducto del litoral de Croacia se llega en catamarán desde Split en solo una hora o alquilando un velero o un yate privado por las tranquilas y cristalinas aguas del Adriático. A aroma a lavanda fresca, brezo y romero huele su encantador conjunto urbano de Hvar, con sus casas de piedra caliza trepando por el anfiteatro natural al que se asoman, coronado en lo más alto por una fortaleza medieval, desde la que se contemplan una vistas fabulosas sobre el mar. Foto: Ivo Biocina.

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BODRUM Dominando el mar Egeo, el castillo de San Pedro domina desde lo alto Bodrum y la bahía a la que da nombre. Si los oníricos fondos marinos de esta península turca son un paraíso para los submarinistas, su litoral es perfecto para realizar pequeñas excursiones de un día en barco, como las que llevan a la playa de Dalyan, donde además del baño se pueden admirar tortugas protegidas, a las ruinas de Milas, Didimia y Mileto o, ya más allá, a las islas griegas de Kos y Rodas. Foto: Keminski Hotel.

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EZÉ Cuentan que al final de su vida, Nietzsche subió por uno de los escarpados caminos del pueblo de Èze, en la Costa Azul, y la dificultad de la ascensión le inspiró para escribir 'Así habló Zaratustra'. Lo cierto es que este pueblito medieval es un prodigio de la luz y del genio creativo de la Provenza. Tiendas gourmet y galerías de arte salpican su casco antiguo, el lugar ideal para hacer compras y quedarse con la mejor de las sensaciones. Foto: Shutterstock.

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