Tiene el regusto histórico que le confieren sus 26 siglos de vida y que la erigen en la urbe más antigua de Francia. También es un trocito de La Provenza, esa región de sol y lavanda con una luminosidad única. Pero sobre todo, es una ciudad del mañana, con su renovada fachada marítima y su flamante barrio cultural. La cuna de Zidedine Zidane es perfecta para un fin de semana.