ALBARRACÍN
No tiene grandes palacios, pero por las calles de este pueblo de Teruel corren tantas leyendas como almenas tienen sus murallas. O casi. El acceso al casco antiguo se hace por la plaza Mayor, desde aquí da un poco igual qué camino tomar, porque todos resultan sugerentes. En el camino van saliendo al paso la Catedral, el Palacio Episcopal, el convento de San Esteban, las iglesias de Santiago y Santa María, además de algunas casas singulares, como la de la Julianeta, la del Chorro y la de la calle Azagra.