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Cuatro refugios para pasar un fin de semana fuera de cobertura

Porque sin estar conectados también se puede vivir, incluso a veces es necesario, hemos encontrado un puñado de lugares donde reina el silencio tecnológico, en ellos no se va buscando ni wifi ni televisión, porque en algunos ni los hay. Ni falta que hace.


26 de marzo de 2015 - 13:26 CET

Adiós whatsap, adiós subir una foto a Instagram al llegar a la habitación y adiós mirar Facebook y Twitter sin pestañear. Aunque algunos piensen lo contrario, es posible durante unos días llegar a un hotel y abandonar el móvil y la pantalla, al menos, por un tiempo. En la comarca turolense del Matarraña, en El Bierzo, Altea y Vizcaya están estos cuatro refugios ideados para una desconexión total.

DORMIR EN UNA FÁBRICA DE PAPEL EN EL MATARRAÑA 
Adherido a la filosofía slow travel o viajar sin prisas, La Fábrica de Solfa (fabricadesolfa.com) es un pequeño hotel familiar de solo ocho habitaciones que ocupa una histórica fábrica de papel a orillas del Matarraña. Aquí a lo que se viene es a a descansar en su terraza-jardín junto al río, a charlar o leer al calor de la chimenea de y también a conocer el pueblo de Beceite, en el que se emplaza, uno de los cinco que son conjunto artístico en esta desconocida comarca, además de Valderrobres, Calaceite, La Fresneda y Ráfales, y también el paisaje del Parrizal de Beceite y otros paisajes del entorno. Para la televisión no hay tiempo… ni hueco, ni está ni se la espera.

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Habitación del hotel La Fábrica de Solfa, en la comarca turolense del Matarraña.
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Plato del restaurante del hotel La Fábrica de Solfa, en la provincia de Teruel.

UNA ESTANCIA EN UNA CASA ECOLÓGICA EN EL BIERZO 
Sin cobertura de móvil o internet, así se está en Saliente, el pequeño pueblecito perdido en las montañas de León donde se encuentra el complejo rural Mil Madreñas Rojas (milmadrenasrojas.es). Y además de ello, aquí no hay televisión, eso porque a los propietarios no les gusta, porque prefieren que sus huéspedes lleguen a disfrutar de la casa, de comer los productos que se cultivan en su huerta y perderse por los bosques de El Bierzo. Desde sus cuatro apartamentos con certificación ecológica se programan rutas de montaña, ornitológicas y otras salidas para recolectar hojas, que luego se emplean en talleres de arte vegetal.

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El complejo rural Mil Madreñas Rojas, un refugio sin cobertura en las montañas de León.
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Paisaje de El Bierzo.

MIRANDO AL MAR EN ALTEA
¿Por qué perder el tiempo conectado si hay tantas cosas por hacer? Eso es lo que debe pensar Elia Albert, la anfitriona de La Serena (hoteleslaserena.com), un cuidado hotel en el casco antiguo de Altea perfecto para descansar. Ocupa una casa señorial de tres plantas donde se reparten una decena de habitaciones, restaurante, hamman y una terraza con vistas al mar. Con esta ubicación, estas instalaciones y sin televisión, quién piensa en algo que no sea desconectar. Para los que piden aún más, se hacen cursos de pan a la carta, sesiones privadas en el hamman y paseos en bici y excursiones por los parques naturales de Sierra Helada y Sierra Bernia.

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Exterior del hotel La Serena, en Altea.

SLOW TRAVEL A DOS PASOS DEL ESTUARIO DE URDAIBAI
Observar, aspirar y escuchar la belleza, los olores y los sonidos de la naturaleza. Esta es la máxima del hotel Urune (urunehotela.com), otro de esos hoteles que se apuntan al slow travel. En el municipio vizcaíno de Muxika, este caserío del siglo XVIII situado en las laderas más altas del monte Atxeli y con excelentes vistas de Gernika-Lumo y del estuario de Urdaibai aúna la sobria tradición arquitectónica vasca con una decoración moderna y actual. A este lugar, sus propietarios, animan a venir para vivir experiencias. Tanto sus salones, donde no hay televisión, como los exteriores próximos a la casa incitan a la lectura y a la conversación, a compartir un paseo o a despedir el sol de la tarde sentado tranquilamente en un murete.

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Terraza del hotel Urunea, en Vizcaya, uno de esos hoteles que se apuntan al 'slow travel'.
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Habitación dúplex del hotel Urune, próximo a Gernika-Lumo y el estuario de Urdaibai.

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