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La embrujadora Positano, cuyas casitas de tonos pastel se convirtieron en una de las mecas de los años de la ‘dolce vita’.
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Jardines de Villa Cimbrone, Ravello.
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El pueblo de Vietri sul Mare, famoso por sus cerámicas.
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Ceramica pintada de Vietri sul Mare.
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La carretera 163 bordea el mar a su paso por la turística y artística Amalfi, que en el siglo IX era puerto principal para los barcos de los comerciantes con Oriente.
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Jardín de Villa Cimbrone, en Ravello, llenos de estatuas, templetes, fuentes, cuevas naturales y otras obras de arte.
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Arcadas moriscas de la catedral de Sant Andrea, en Amalfi.
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Ensenada natural de Vernazza, una joya medieval en la costa italiana de Liguria.
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Encerrado entre dos moles rocosas, Manarola guarda en sus pintorescas callejuelas casas de colores adosadas a la roca, una plaza, una pequeña iglesia y mil y una esquinas con encanto.
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