En busca del oro rojo este fin de semana en Consuegra
La recogida de la flor, la monda, la molienda, la degustación… El ritual de la fiesta de la Rosa del Azafrán anima a una escapada para conocer la esencia manchega y de paso una localidad cuya silueta dibujan un castillo y un puñado de molino donde es fácil imaginar la hazaña más sonada del héroe cervantino.
Panorámica de los molinos de viento y el castillo medieval de Consuegra, donde el visitante puede evocar los tiempos y hazañas del Caballero de la Triste Figura.
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Un momento de la visita teatralizada al castillo de Consuegra.
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El recorrido por el interior de la fortaleza descubre la galería, varios aljibes, la nave de los archivos, la ermita, la sala capitular, la torre albarrana, las terrazas, el jardín, la barbacana y los pasos de ronda.
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Desde muchos kilómetros a la redonda y despuntando sobre la llanura manchega se divisa la crestería del cerro Calderico con sus 11 molinos de viento y el castillo.
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La flor del azafrán ha dado origen a una fiesta muy concurrida el último fin de semana de octubre.
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A la plaza de España, típicamente manchega, también se asoman los molinos de viento.
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Interior del molino Bolero, que acoge la oficina de turismo.