Con la cumbre pirenaica más emblemática como guía, el Monte Perdido, hay que adentrarse en lo más profundo para descubrir sus bellísimas cascadas. A su alrededor, la atracción son los pueblos de piedra de apretado caserío y aires medievales los que despuntan en el relieve montañés.
Caminar por Ordesa es descubrir al paso infinidad de magníficas cascadas por los que ahora el Arazas se deleita con filigranas de agua.
2/5
Ordesa-otono
El otoño es una de las mejores estaciones para descubrir este parque nacional.
3/5
Ordesa-otono
Tozal de Mallo, reto de montañeros y alpinistas.
4/5
Ordesa-otono
Paisaje otoñal en el valle de Ordesa.
5/5
Ordesa-otono
La imponencia de los hayedos que cubren densamente las laderas, entre los que asoman abetos, prepara para lo grande: un extraordinario valle de origen glaciar que corta los Pirineos desde la fronteriza cima del Monte Perdido