Europa es un continente lleno de historia, arte y cultura, pero también alberga paisajes naturales de una belleza sobrecogedora: calzadas de piedra, montañas alpinas, marismas, bosques prehistóricos, lagos, cascadas… Tan espectaculares son algunos de ellos que parecen haber sido creados para causar fascinación, con razón la Unesco los ha incluido en su lista del Patrimonio Mundial. Estas maravillas no solo merecen una visita, sino una pausa. Descubrirlas es reconectar con lo esencial, con lo natural y lo auténtico.
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Adornadas de amplísimos valles cubiertos de bosques y prados, desfiladeros, lagos y pueblos de aire germánico, y famosas también por sus estaciones de esquí y sus senderos, estas montañas del norte de Italia forman también parte del Patrimonio de la Unesco. El pueblo de Bolzano es la puerta de los Dolomitas y a partir de él numerosos lugares para descubrir desde el Valle de Fassa, con encantadores pueblos de montaña como Moena, Vigo di Fassa y Canazei o, en la vertiente más al norte, la zona de Dobbiaco, Sesto o el Parque Natural de Fanes-Sennes-Braies.
El último bosque primario de llanura que queda en Europa se localiza en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, y en él todavía sobreviven unos 800 bisontes en libertad, los mamíferos terrestres salvajes más grandes del continente. Toda una reliquia que permite asomarse a una Europa hoy desaparecida que en su tiempo estuvo tapizada entera de árboles. Más de 5000 tipos de plantas se concentran en el parque, además de cerca de 20.000 especies de animales.
No es una calzada al uso, sino un conjunto de 40.000 columnas de basalto de peculiares formas geométricas y algunas de más de 160 metros de altura creadas por la actividad volcánica hace 60 millones de años que son toda una lección de geología. Para añadir más misterio a este paisaje del condado de Antrim, el lugar tiene tras de sí una leyenda, la que cuenta que fue un gigante guerrero el que la construyó para cruzar hasta Escocia y luchar contra sus enemigos.
En el interior del Parque Nacional de Durmitor, el cañón del río Tara es uno de los más bellos y profundos de Europa, protegido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En su interior se descubren numerosas cascadas y es posible practicar senderismo, paseos a caballo, tirolina o la actividad estrella: el rafting. El recorrido más emocionante se hace en la garganta Đavolje Lazi, justo a la entrada al cañón del Tara, donde el río ofrece su tramo más encajonado.
Entre Ucrania y Rumanía se encuentra el mayor delta fluvial de Europa, que es Patrimonio de la Humanidad y también Reserva de la Biosfera por la Unesco. La mejor experiencia para descubrirlo es navegar por sus aguas para explorar este paraíso natural con centenares de especies de plantas, fauna dulceacuícola y millones de aves migratorias que es, además, el mayor y mejor conservado de los deltas fluviales europeos. El destino perfecto para amantes de la naturaleza en estado puro.
Subir al Jungfrau, en el Jungfraubahn, es probablemente uno de los trayectos ferroviarios más caros del mundo, pero vale la pena. El tren parte de la estación de Kleine Scheidegg para adentrarse en las profundidades del Eiger, donde realiza dos paradas en sendas estaciones subterráneas con ventanas a la cara norte y al glaciar. El destino final es laJungfraujoch, la estación de tren más alta de Europa, a 3345 metros de altura y a los pies de la cumbre del Jungfrau. La vista, espectacular, domina todo el nacimiento del glaciar Aletsch, que, con 22 kilómetros de longitud, es el más largo de los Alpes.
La de Škocjan es una de las cuevas más sorprendentes del mundo, como lo es la experiencia de adentrarse en ella a través de una enorme oquedad o depresión caliza conocida como dolina, para observar el cañón que el río Reka ha tallado bajo tierra. El espectáculo interior no puede ser más grandioso, con las curiosas formaciones calizas, las bóvedas colosales y el sendero suspendido un centenar de metros sobre las aguas que corren por el fondo.
Los manantiales naturales más espectaculares de Europa han dado origen en la región croata de Lika a los lagos de Plitvice, un mosaico de aguas esmeraldas y turquesas encadenadas por escalones de cascadas e inmersas entre espesos bosques vírgenes de hayas, abetos y pinos convertidos en parque nacional. Se descubren a pie, en tren y en barco.
La Naturaleza se empleó a fondo en este archipiélago portugués formado por dos islas habitadas (Madeira y Porto Santo) y otras mantenidas como parque natural (Desertas y Selvagems). Por ello, en esta isla a lo que hay que entregarse es a las actividades de ecoturismo que pasan por sus fascinantes jardines con plantas subtropicales, sus abruptas montañas, los múltiples senderos que discurren por sus características levadas y, sobre todo, sus bosques de laurisilva, en la lista de la Unesco.
Muchas de las maravillas naturales de Alemania son muy poco conocidas fuera de sus fronteras, como la costa noroeste, la que se abre al mar del Norte, entre Dinamarca y los País Bajos. Entre ella y el rosario de islas arenosas de las Frisias está el mar que les da nombre, un lugar donde las mareas son muy frecuentes yel mar poco profundo, por lo que durante la bajamar se convierte en una especia de marisma por la que se puede caminar. Algo, probablemente, único en el mundo.